Hola.
Hay una porción de líneas exageradas en cada retazo de recuerdo, (de tu recuerdo), y en cada noche de ambiguedad y de pájaros que logran que las lágrimas se me desbaraten entre los dedos.
Las horas y su vástago el día, son meros formalismos que no sabrías apreciar, acaso yo no te dejaría... y en esta confusión que no alcanza a ser siquiera caos, conato de desorden, fragmentos, esbozos, réplicas, pretendo encontrar alguna pequeña forma de tí que ya se me escapa.
No puedo dibujar tu rostro en ninguna parte de mí, ya no lo recuerdo, ya no percibo el espacio mínimo de tus ojos, la absurdidad de tus labios finos como puñales, y al igual que ellos, filósos y álgidos; tu talle breve en la inconmensurable noche, la demencia de tu cabello y su bruma saturnina. Es fácil describirlo usando el mero formalismo, pero está vacío de esa forma que hace al símbolo palpable.
Lo he perdido acaso para siempre.
II
¿Cómo o extrañar? Quizás no la cara de una persona, quizás ni tan siquiera a una persona, pero hay actitudes que no se pueden obviar, que quedan guardadas en algún lugar con esa prepotencia tan indeleble como piel y alma.
Tal vez no lo entiendas y no sea esta tu manera de ver las cosas, acaso te moleste mi actitud pedante de organizar un sacrificio de recuerdos, de programarlos para luego archivarlos definitivamente en una hoguera hasta que el vino y una mesa de amigos propongan el encuentro de aquellas innumerables hojas amarillas y ajadas.
Pero es hojarasca falaz que la imaginación arropa con un poco de orgullo y otro tanto de vanidad, y así mismo es dificil hacerle frente a ese monstruo que dormita herido, presto a despertar y desgarrarnos una vez más con su garra tan suave.
Es probable que tú tambien debas pelear a veces con algún monstruo que lleve algo de mis pieles y algún rasgo de mi máscara, me resulta enojoso precisarlo, te resultará fácil desmentirlo, y es algo que nunca sabremos.
Me está vedado, por el momento, poner la realidad en una palestra y darle sus verdaderos colores, eso es algo que pertenece tan sólo a mi nostalgia y allí quedarán hasta que afloren alguna vez, o estallen un instante para luego morir.
Ya lo ves, me he puesto horrorosamente nostálgico, mi parte dialéctica me exigirá explicaciones una vez que acabe de burilar el último símbolo.
F.
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