Fue aquel frío día de invierno cuando sus ojos me dejaron olvidar al mundo e imaginar una nueva realidad. Su dulce mirada, su suave voz y su cálida piel son las cosas que aún me retienen en aquel mundo. Un profundo sentimiento amanece cada mañana en mi al ver su precioso rostro. Ella, sin duda alguna es el amor de mi vida, he oído su voz y me he estremecido durante algún que otro instante el cual ya permanece en el olvido. Lo que jamás se borrara de mi memoria será la exaltación que sufrí al ver su primera sonrisa, a decir verdad, a sido así, cada sonrisa de la que he gozado. Me he sentido perdido sin su presencia y así, sin mas, añoro a cada segundo su compañía. He llorado por ella, lo que no he hecho jamás por nadie, sé que cometo el error de caer en este problemático enredo que es el amor, pero que puedo hacer yo, si soy humano y los únicos que en esta historia son perfectos son los ángeles? Aun desconozco mi destino y por ello, temo tanto el perderla como el perder el propio aire que respiro. He desempeñado durante tanto la vieja historia del ser perdido en el mundo y también perdido su camino, lo que sucede es que ya no recuerdo cual fue mi verdadera vida. Ahora si puedo afirmar que estoy perdido y que no recuerdo apenas el motivo de mi existencia. He decidido soñar despierto para poder observar a la vez que imagino todo lo que en el mundo real sucede. Aun pertenezco a otra realidad, eso ya esta comprendido, pero si fuera todo de un modo más simple y más directo yo simplemente pretendería la relajación del alma y con ello, la pequeña satisfacción de no sentir. Al yo ser humano, he sido castigado a tener durante toda mi existencia una serie de sentimientos que seguramente lo único que estos provoquen en mi sea un profundo y agravado dolor inolvidable. También conozco el amor, pues por ello me siento perdido cada día, no sé si esto es bueno o malo, pues me siento tan confundido al perder algo que aun no he tenido que si de mi dependiera todo seria tan diferente que el mundo en un instante dominaría tanto al tiempo como al destino. Sin creerlo y predecirlo, las palabras en mi fluyen sin opción al descanso, no pretendo detenerme pero lo que tampoco pretendo es rendirme a la vida y entregarme al destino, pues si alguien puede luchar contra el destino es el propio implicado en él. En noches como esta, aun siento lo que hubiera deseado pasarlas con ella, lo difícil que fue tener que mantener al margen mis sentimientos por su propio bien, lo difícil que fue tener que llorar en silencio. El secreto me ha mantenido fuerte o débil? Aun no puedo responderme a esto... Solo sé, que este secreto me ha mantenido distinto, puede que en un cierto sentido me haya ayudado, pero aun pertenezco a la raza humana y con ella aprendo con ayuda del tiempo, lo difícil que es el tener que llorar por haber callado. Le he preguntado a la vida cantidad de veces; porque he sido yo el que ha tenido que padecer durante tanto en silencio y al fin descubrir que ella no es mas que un decorado más? Durante tanto he buscado una palabra para definir lo que siento, lo único que he deducido de todo este pensamiento es que me he sentido engañado, engañado por mi mismo al querer acallar mi propia voluntad. Siempre tratando términos incontrolables de la propia existencia, como lo es el destino, el tiempo, la vida; todos ellos no son más que excusas para defender el dolor, son mascaras que engañan la palabra para exigirse a si mismos un mejor trato, es decir, una cierta evolución en el repetido aprendizaje. A la vez, me he preguntado que titulo poner a todo este conjunto de pretensiones, todo esta nublada y engañosa existencia, toda mi realidad. Porque después de tanto me pesa tanto el cuerpo y la culpabilidad en todos mis actos me hace inmóvil? Me repito una y otra vez que soy humano y que mi deber como tal es afrontar cada una de las pruebas que he ido esquivando. Soy un cobarde, eso es algo que ya aclaré hace mucho, he intentado tantas veces volverme cristal o hielo y olvidar lo que siento, he descubierto con esto, que no puedo, que se me ha impuesto algo y debo luchar con la idea en la cabeza que seré capaz de llegar al final escogiendo la senda de la lucha por la supervivencia. Muchos de nosotros no vivimos en guerra, estamos en guerra con nosotros mismos, en una batalla infinita y que solo nosotros mismos decidiremos si debe acabar y proseguir durante toda nuestra existencia. Aquí si hay una contradicción, pues si esta lucha es infinita como puede uno acabar con ella? Enfrentándose a sus propios sentimientos y al concepto de la infinitud, el cual no es más que una patética excusa para escondernos bajo el ala. Siento que aun caen mis frías lagrimas encima de un teclado ya desconectado del mundo, pues todo lo relacionado conmigo y con mi espíritu pasa a la historia, es exiliado del mundo real. No sé si en esta pequeña habitación hace o demasiado frío o demasiada calor, pues tengo el corazón congelado y no siento nada a mi alrededor cuando no estoy con ella.
Porque sabiendo que debemos enfrentarnos a la vida y que esto es el único camino, jamás tenemos valor para hacerlo? Porque siempre actuamos con una dura mascara que defiende nuestro interior y no deja que nadie la traspase? Sé dice que es sincero el dolor del que llora en secreto, pues si esto es real, debo anunciarme a mi mismo que soy sincero solo conmigo mismo...