La sonochada retumba en mis entrañas, impidiéndome discernir el qué o el por qué me hallo en esta situación. Sé que mi ánima habitó este lugar, sé que esta verde campiña, iluminada por una esplendorosa luna, fue aplastada por mis frágiles pies en tiempos arcanos. Empero, ¿por qué no recuerdo? ¿qué degradación mefistofélica obstaculiza tal reminiscencia?... ¡Ah!... Camino; camino sin rumbo certero rodeado por la vacuidad… ¿no sé si alguna lid acechará mi sendero? ¿si alguna alimaña pendenciera romperá mi soledad y mi vida?... Me siento cuitado por esta consternación que corrompe mis adentros. Sólo soy un cándido insecto en las manos de un jorguín…
…Cuya magia ocular se apodera de mis sentidos... Sabe que la observo sin cesar alguno. A cada mirada mía, su cabeza se vuelve a perder en esa vastedad de libros que apoderan su mesa de estudio, y su rostro se colorea una leve sonrisa que lentamente se pierde en la serenidad que confiere el aprendizaje…Hasta que nuestros luceros vuelven a chocar… día tras día…mes tras mes… Un año entero llevo intentando levantarme de mi asiento y acercarme a ella, decirla que su semblante altera cualquier intento de calma interna, que sus labios dibujan mil estrellas en el techado de esta biblioteca…
…Que hace que todo esté perdido… Esta batalla perece a pasos agigantados. El enemigo avanza y mis hombres caen; caen en este campo regado de sangres. Y yo, ¡Ay!, sólo consigo cabalgar a lomos de mi rocín, cuya alma fue derrocada por flechas de execración y jazmín. Mi tizona parte en cientos de pedazos el cadalso de estos encarroñados enemigos, pero ¿qué diré a las esposas de mis combatientes cuando su rostros pluviales pregunten el porqué de su amargura? ¿qué benévolo dios amnistiará mis pecados?...
… ¿Qué haré con esta vida que pierde sentido a cada gota de sudor que rueda por mi frente?... Cada paso azota en mi corazón como un golpe de callado; todo se torna en tinieblas desbocadas a un pozo sin fondo… ¡Dios! ¿por qué me abandonaste?...
… ¿por qué esta poquedad incauta mi ser?... ¡He de levantarme! Sólo tengo una vida que perder. Si no realizo esta empresa mi espíritu arderá en cenizas. ¡Sé que puedo hacerlo! Sus ojos tiemblan por el deseo de esta acometida…
…¡Lo haré! ¡estoy decidido!... Esta contienda está perdida. La huida se hace necesaria, penetrando ésta en los deseos de mis hombres. Encontraremos otra tierra donde morar, una tierra naciente donde nuestros hijos puedan jugar, donde nuestros ancianos mueran en paz. Una tierra donde nuestras esperanzas se hagan realidad… una realidad llamada libertad…
… Libertad… Libertad es lo que me abruma. Libertad teñida de la melancolía; esa libertad que… pero ¡qué vislumbran mis ojos! ¡no es posible! Un boato se adueña del firmamento descendiendo velozmente hacia mí. Sus luces me deslumbran contraponiéndose ante la absoluta nocturnidad en la que me sumerjo, rompiendo esta soledad que me embriagaba… y sigue; sigue descendiendo, circularmente y….
…. Continúa el descenso… Un descenso hacia los mayores temores de pasadas declaraciones; temor a las palabras que emerjan de sus labios… pero ya nada importa, mis pasos se dirigen hacia ella sin ya tener posibilidad alguna de retroceder en mi marcha. Me acerco; observo su faz erguida, mirándome, escrutando cada movimiento de mi cuerpo…
…Mirándome… Sus ojos se incrustan en los míos, al igual que el sable que sostiene se clava más y más fuerte sobre mi pecho. ¿Qué perdición es ésta, que hastía mi alma? ¿ Qué cruenta muerte es la que me espera, a manos de un simple soldado que por sus formas y ademanes no pertenece ni al más miserable de los hidalgos que haya conocido patria alguna?...
…Me derrumbo, ¡me apresan!; sus manos gelatinosa rasgan mi cuerpo… Y mi alma con verbos manchados de desdicha… Que clava su filo en mi gaznate…
… Arrancándome la vida.
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