Contribuiré a la fortuna de los otros,
transformaré mis sueños en imposibles,
les venderé mis madrugadas
dormiré con un solo ojo, sobreviviré,
me acomodaré a esta existencia
como la espada a la funda, comeré poco,
dormiré menos, a eso me comprometo
y de lo único que sorberé en abundancia
será de esa sopa fría y grisácea
que es la esencia de esa empresa
en donde vendo por monedas mis esfuerzos.

Harto de ella en algún instante
eructaré resentimiento,
mi vida, mi vida embalada
la que realmente añoro
se manifestará en pequeños párrafos
o en simples pantallazos
será una pequeña molestia en mi alma
adormecida por algún analgésico,
quizás mañana, quizás mañana
la añoranza, la lejana añoranza,
duro pan que remojaré en esta sopa fría y grisácea…