Va cabizbaja por la casa con miles de ideas rumiándole el cerebro. De pronto sale corriendo, se monta en su carro y a toda velocidad se dirige hacia el aeropuerto, manejando como enloquecida no ve bien la carretera. A pesar de llevar una sonrisa en su rostro, éste se encuentra bañado en lagrimas, quien la ve no sabría que pensar. Al fin llega y se dirige a comprar su boleto.
Señorita, por favor, quiero comprar un pasaje para ese país maravilloso donde reside una persona muy especial.
Si como no, tenga, y apurese que ya sale el avión.
Corriendo como una ardilla, se dirige hacia la entrada de el avión, pero casi al llegar a la puerta se detiene. Todos la miran, algunos se despegan de su lado con ojos atemorizados, pero otros sonríen y se preguntan; ¿qué hace esa mujer tirada en el piso riéndose con lagrimas en los ojos?
Si, había sufrido un pequeño ataque de histeria. Sucede que mientras iba corriendo descarriadamente analizaba sus acciones y antes de abordar la nave para ese país maravilloso se preguntó;
¿Con qué derecho me presento allá? ¿Y en donde aterrizo? No se nada, no tengo direcciones, ni el teléfono necesario, entonces ¿qué hago?, ¿llego allí y pego un grito?, o ¿me acuesto en el medio de la calle como protesta hasta que alguien lo consiga? Nada más que de visualizarse en medio de la calle, le entro un mal de risas que cayo en el piso porque sus piernas no la resistían. Cuando al fin logra calmarse, se dirige al counter a devolver el pasaje, a lo que la señorita le informa que tiene que tener una razón razonable para que se le devuelva el dinero.
Mire señorita, ésta mujer que usted ve aquí iba en busca de unas contestaciones, en busca de algo que en sí sólo a ella satisfaceria. Iba a ser un primer encuentro, pero muy lejos del que se ha soñado, y menos allí. Mi primer encuentro, o mejor dicho, nuestro primer encuentro, si es que está destinado a que suceda, debe de ser como un sueño de las mil y una noche, en un lugar lejos de todo lo que tenga que ver con nuestras respectivas vidas, dónde nadie nos conozca ni a nadie le importe. Que cuando nos veamos por vez primera, todos alrededor sienta el ardor electrizante de esa mirada y se escuche el cantar celestial de los ángeles, y cuando nuestros labios se unan hará que la tierra tiemble y cogidos de las manos como dos adolescentes iremos camino a vivir el momento, a vivirnos....como si fuese la ultima vez…
Al terminar, unos tenían lágrimas en sus ojos, y otros sonreían como acordándose de algo similar, a la vez que en unísono estallaban en un aplauso,
La señorita entra en la oficina y al salir dice:
Señora, la compañía a dado ordenes que se le devuelva el dinero y a la vez quiere desearle que ese encuentro se le haga realidad. Esperamos que nos permita llevarlos a ese ensueño país de las mil y una noche.
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