Estoy listo…listo para la desconexión. Salgo a dar mi último “paseo físico”. Huelo el sonido a autobús que pasa delante de mí, escucho el sabor del exquisito chocolate que como, siento el roce de una mirada, saboreo a la joven que camina a mi lado y miro atónito a este mundo. Procedo a despedirme de mis seres queridos, me dirijo a la casa de cada uno de ellos…pero no los llamo…los espió. Es la manera de llevármelos conmigo, guardando en mi mente una ultima imagen de aquellos que estuvieron a mi lado. De vuelta en casa. Me recuesto en mi cama y borro poco a poco toda mi vida pasada, problemas, personas, gastos, felicidades, engaños, desengaños…y amores. Cierro los ojos para no volver a abrirlos nunca mas, bloqueo deliberadamente mi sentido de olfato, reviento mis tímpanos para convertirme en sordo y mato mi capacidad de sentir cualquier cosa físicamente. Por ultimo saco de mi corazón todos mis sentimientos y los tiro con fuerza al tacho de la basura. Solo una parte de mi queda en el mundo que comienzo a dejar voluntariamente…mi cuerpo, mi cuerpo vivo. Emprendo el viaje a mi nueva vida, dentro de mi mente (y con mi mente), en ese eterno y gigantesco espacio creare mi nuevo mundo y lo llenare de personas, animales, criaturas , una compañera, sentimientos y cuanta cosa se me ocurra crear. Y allí viviré feliz hasta cuando yo lo quiera…o hasta cuando se me ocurra destruirlo todo y volverlo a crear nuevamente.
Resulta, que me aburrí de la realidad…
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