En mitad de esta noche extraña
que trepa sin remedio e imparable,
un retorcido suspiro de aire
recorre todo mi cuerpo.

Ecos sordos giran en espiral
por mi mente algo inundada;
absorbiendo información,
buscando respuestas
a sus innumerables palabras.

Y mi cosquilleo estomacal
responde sin titubeos a cada lanza;
enlaza una razón tras otra,
lejos de todo
incluso de la misma racionalidad:

Porque deseo mirarte a los ojos, desde su centro
Porque mi piel tiene adicción y dependencia de ti
Porque me siento especial apoyada en tu pecho
Porque quiero despertar y escuchar tus caricias
Porque mi motor es tu sonrisa.

Porque mi mundo se pinta con el tuyo,
mezclando ambos pinceles
e investigando tonalidades de color.

Porque tu sientes lo mismo
y lo palpo, lo veo y lo vivo…
sin miedos, sin peros, sin voces.

Porque una tregua tiene sentido
si en medio del caos mi sangre hierve,
tus manos queman,
y el futuro dispara nuevos sentimientos
lejos de esta absurda, pero amarga guerra.

Porque no seré yo quien termine
ni asesine las semillas de este amor,
entrecortado o lineal;
pero fuerte y con raíces.

Porque confiamos
en que esta batalla es nuestra
y nos pertenece lucharla, juntos.
Por los tiempos mejores
que fueron y que vendrán.