La línea del camino viajaba infinita en el charol, rodeaba la Luna y se dispersaba entre los árboles del bosque; Aquellas botas no reflejaban la vida, la recreaban en su espectro mas inmenso. Esta proyección, sobre el anacrónico brillo del cromo, repetía universos paralelos de apariencias encontradas. La encrucijada lentamente comenzaba a formar parte de aquel mundo.
El sonido de la motocicleta abrazó el instante; cientos de notas rompieron el éter en interminables solos de guitarra; el asfalto ofreció su suave manto.
En las puertas del infierno Janis aguardaba a su amor; Parker, Hendrix y el Diablo levantaron sus copas; un ángel recogió el mas hermoso de los Blues para colgarlo del cielo.