Maldita ciudad, maldito el hombre que con su mente desordenada, esquizofrénica, ha hecho del mundo un infierno, ha destrozado, ha destruido, se ha encerrado, se ha matado. Ha sido su propio demonio y el demonio de los demás seres, ha convertido tierras fértiles en desiertos, en tierra árida. Acaba con la vida, obliga a los demás a arrastrarse, a suplicarle por un pedazo de nada, a refugiarse en un mundo de hierro y asfalto, a hacinarse en un mundo seco, inerte, muerto.... maldito ser humano, se cree el rey de reyes, se cree dios de dioses, y de por sí lo es, hunde al mundo cada vez más en el lodo, no le importa ver parir a la tierra las últimas esperanzas que nacen en un montón de arena y piedras, encima del ladrillo y pavimento. Ella, lucha como en un último respiro, como en un último intento por liberarse de la camisa de cemento, de contaminación, de suciedad. Maldito humano que se revuelca feliz en sus excrementos, que convierte a los demás en basura, cuando es él mismo quien sepulta y termina con las cosas más bellas y sublimes que el mundo nos ofrecía con inocencia, con ingenuidad. Monstruo carcelero, monstruo torturador.... quizás la tierra se avergüenza de del demonio que creó. |