Se acercan las fiestas del orto, y qué mejor que proponer hipotéticos guiones de películas navideñas, para que reemplacen a los clásicos bodrios que pasan por la tele y los cines a estas alturas del año.

El trineo.
Papá noel viaja con su trineo por el cielo, pasa por arriba de una villa en la cual festejan el nacimiento del nuestro Salvador a los tiros limpios. Dos renos resultan heridos, y luego de planear por un tiempo, el mágico trineo se estrella en el techo de una casa ubicada en un country.
Los habitantes de la privilegiada vivienda (no por la inesperada visita de Santa, sino por estar podridos en guita) lo corren a los tiros por confundirlo con un chorro.
Luego de ser perseguido durante un buen tiempo por rottwailers asesinos, llega hasta la villa, acompañado de un reno sobreviviente, esperando ser bien recibido por la gente humilde y desposeída quienes en una confusa turba se lo empernan y luego convierten al reno en animal de tiro para un carrito de cartoneros (se lo empernan antes también, no se preocupen)
Luego de un par de años el reno va a parar al asador.
Luego de un par de años el mundo colapsa por el calentamiento global.
La villa se inunda y el trineo que había permanecido tirado en un rincón se convierte en la improvisada embarcación donde dos sobrevivientes, una chica rica y chico pobre, viven divertidas aventuras en un paisaje de destrucción y desolación. Por 10 minutos nada más porque la madera del trineo estaba medio podrida y se hunde.

Santa no existís.
Un niño intenta probar que Santa Claus existe.
Recurre a un abogado, el cual comprueba luego de una ardua investigación, que el niño no existe.
También se da cuenta de que no existe la navidad, ni año nuevo, ni Reyes, ni tierra, ni luna, ni universo, ni nada.
Así que el leguleyo inicia una solitaria batalla legal para probar al menos su propia existencia. Poco a poco se va percatando de que no existe ni siquiera él mismo. El resto de la película es una pantalla en negro.
De la pantalla en negro empiezan a salir unos gnomos psicóticos armados con cañitas voladoras y buscapiés, que se toman la sidra y se comen el pan dulce. Además son un poco pesados, porque se te quedan en tu casa y después, por más que estires los brazos y bostezes diciendo "aaaummmm... buenoooo... qué lindas fiestas que pasamos... ¿eh?" o "a ver cuándo nos vemos de nuevo che..." no se dan por aludidos. Se van más o menos para Reyes. Con suerte.


¡Feliz navidad infieles!
Esta empieza con un paisaje de casitas de adobe. Con un plano general se llega hasta la torre de una mezquita donde un barbudo con túnica canta algo así como "alajalalalaja jaaaa laaaaaa" con un fondo de cuerdas medio intrigante. El paneo va bajando hasta llegar al patio de la Madrassa afgana donde vemos a varios tipos con los ojos desorbitados agachándose y parándose. Detrás de una blanca barba desgreñada, podemos reconcer entre ellos, a claro, sí, adivinaron: Santa Claus. El tipo ha sido captado por una banda de terroristas islámicos y le encomiendan llevarle un "regalito" a Bush. Al final lo bajan unos cazas F5. Lástima.

¡Estamos en navidad!
Resulta que un empresario va a despedir a todos los empleados de su fábrica porque tiene que declararse en quiebra. Pero la mujer le dice "¡Estamos en Navidad!", así que no sólo no los despide sino que les paga el aguinaldo atrasado de 2 años y los pone en blanco.
En el gobierno se comienza a planificar un nuevo "corralito". En una mesa gigante con representantes del fmi, empresarios, diputados, senadores y gobernadores, con el presidente a la cabeza, están terminando de ver el power-point que explica los mecanismos para hacerlo, cuando el mozo que sirve el café dice "¡Estamos en Navidad!", así que se no sólo no se implementa el nuevo corralito sino que se dispone una suba de sueldos obligatoria de 2000 pesos para todos los empleados públicos y privados, y se otorgan 45 días de vacaciones para todos.
Las bases norteamericanas del mundo reciben la orden de atacar Irán y Corea del Norte. Un solitario operador de la radio de una carcel ilegal de Polonia musita "¡Estamos en Navidad!", así que no sólo no atacan sino que se retiran de Irak, y los habitantes del país del norte empiezan a recibir clases intesivas de geografía mundial.
Dios está sentado en una nube y ordena que se desate el apocalipsis, porque ya la humanidad medio que se viene zarpando con eso del egoísmo, la violencia y la prepotencia, pero viene Victor Sueiro en visita relámpago y dice "¡Estamos en Navidad!", así que no sólo se suspende el apocalípsis, sino que se reprograma a todos los seres humanos para que sean buenos.
El 26 de diciembre, el empresario se declara en quiebra y los raja a todos, viene un nuevo corralito, los yanquis atacan Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela y Dios manda el apocalipsis.
Bueno, por lo menos nos ahorramos el quilombo de año nuevo.
Papá Noel más o menos contento porque va a ser un año tranquilo. Igual se quedó con las ganas de pasar de nuevo por la villa para que se lo empernen.