La verdad que no me gustan demasiado esos cuentos en los que se propone una especie de receta para escribir un buen relato.
Eso de que empezá escribiendo que un tipo está sentado en la mesa de un bar, en la calle, y que está pensando en cómo estará aquel hijo al cual no ve desde hace 10 años, así que entonces describí un poco la escena, algo del viento, las minas que pasan, el mozo y ya es hora de empezar a meter un conflicto, (más ahora que mucha gente lee para abstrarse del viaje en el subte o en el colectivo, y quiere algo que lo atrape) así que poné que de repente, surgiendo desde atrás de una masa de gente, aparece una ex-amante del tipo, caminando tomada de la mano de su hijo (ese que hacía 10 años que no veía), entonces ahí ya tenés material como para laburar.
Qué se yo, es medio como cuando ves los extras del dvd, cuando ves el back-stage de aquella escena tan bien lograda que te atrapó y te llegó, o te puso la piel de gallina, o te hizo llorar o replantearte alguna cosa de tu vida. Pero ves esa misma escena sin la "magia". Entonces ves a los protagonistas rodeados de aparatos, cables, grúas, rieles y estructuras de fierro, y de gente horrible trajinando por el lugar en bermudas, con los sobacos de las camisetas todos mojados, fumando, tomando gaseosa y tirándose pedos.
Ves la cara del boludo del director, quizás con una barbita medio desprolija y una gorrita desde la cual le caen las gotitas de sudor, poniendo cara de serio, gritando y haciendo señales a los actores, que también hacen caritas y gesticulan.
Ahí la tenés a la actriz, (bueh, actriz, pongamos que puede ser una mina con grandes habilidades para la ejecución de los instrumentos aerófonos de forma cilíndrica) caminando del brazo del galancito (también, sí, porqué no, poseedor de una técnica extraordinariamente refinada -la cual no desmerece su forma personal de interpretación- en el uso de esos instrumentos)
Pero claro, hay que poner acción, no vamos a insistir demasiado en aclarar que la mina era una flor de trola que llegó a la pantalla grande por haberse pasado por las armas a todos los productores de la televisión, del teatro y del cine. Además ¿de qué cine? ¿el cine yanqui con su star system que inunda las pantallas del mundo con su porquería masiva y pasatista?¿quizás el hindú? Porque claro, vos escribís, o no, qué se yo, pero leés algo medio raro como esto. No estás leyendo un betseller, así que por ahí la vas de intelectual y ves documentales también, y por hayas visto alguno acerca del cine en la India, que es el país que más películas produce al año, más que Yanquilandia. ¿Pero a quién le puede interesar eso? Vaya uno a saber cómo es que ascienden las caras en el star system hindú. Habría que documentarse y lleva tiempo y no garantiza una buena historia. Así que olvidate de los hindúes, si ya tenés la doble historia, la del tipo con el hijo y la mina, la actriz trola y el galancito trolín, el viejo veterano actor de raza, el director, los rieles, los focos gigantes y los extras, iluminadores, electricistas y carpinteros que pasan por ahí rascándose las bolas, metiéndose los dedos en la nariz, rascándose el culo, conversando y tomando café.
Mirá, ahí a un costado, tenes al jefe de iluminadores, lo están filmando y dice que en la toma que acabamos de ver utilizó un reflector especial para hacer una división de la escena en areas que destacaban al hijo perdido y a la mina, y al tipo sorprendido en la mesa de cafe. Vemos la misma escena antes y después del efecto y sí, se puede ver que hay como una aureola roja en la pareja y otra verde -muy tenue- sobre el tipo.
Ahora le toca hablar al sonidista, otro boludo con gorrita, barba y pelo largo. Con una consola gigante como fondo explica la ecualización con la que trabajó el sonido incidental, como el del timbre que acaba de sonar. Y Gonzalo deja que el tipo siga hablando en la pantalla del televisor, para ir a atender el portero eléctrico. Porque ya hay que tirar algún nombre porque sinó la gente se pierde. Y la voz asordinada de Tanya llora diciendo que le abra, y el tipo baja como loco (o sea que Gonzalo siente como que el mundo se derrumba ante las palabras de aquella voz que lo enloqueció y que ahora vuelve a invadir su vida que creía ya encaminada, etc, etc).
Qué se yo, mandale algo artístico, sí, ya sé que lo de recién fue medio cursi, pero resolvelo de alguna manera, fijate.
Después ya los pondría a Tanya y a Gonzalo en el departamento. La mina es bastante joven, Gonzalo también, ponele 25 - 27 más o menos. Algo de llanto, alguna huevada artística también cuando los dos recuerdan la historia que vivieron juntos, quizás el recuerdo de alguna escena de sexo que tuvieron cuando se conocieron que se funde con la que tienen ahora. Sí, podría ser... el fundido de escenas ya lo veníamos poniendo... pero también, hacelo artístico ¿viste?. No vayas a poner nada de 69, aparatos, látigos, la turca, o el 169 porque justo la cortina de la habitación se cae y enfrente hay una obra en construcción donde 100 albañiles paraguayos alientan a la pareja mientras elevan sus cajas de vino profiriendo sapucays con las bocas desdentadas. No no. Pará un poco la mano. ¡vos tenés la mente podrida! ¿ah, cómo que no? ¡si vos empezaste! ¡con eso de la escena del sexo y todo eso! ¡estás escribiendo una obra literaria, no una nota para una revista de swingers! bueno, está bien, no perdamos más tiempo ¿eh? pero ubicate un poquito ¿sí? además esa es una escena choreada de una película de Tristán. Mirá si te hace juicio la productora Aries.
Si todavía tenés ganas de escribir algo de sexo (ah te gustó ¿eh? después soy yo el retorcido)mandale algo suave, con las luces, los olores, aquel perfume, la botella de vino que se mezcla con las lágrimas y luego el aire fresco de la plaza cuando salen a caminar. Eso sí, no vayas a decir a qué vino la mina y eso. Bah, yo la verdad que no tengo idea. Por ahí la mina venía llorando porque acababa de ver una película que la conmovió. ¡No! ¡Una de Tristán no! ¡pero... le tengo que enseñar a escribir a cada personaje...!
Bué, sigamos, así que no se sabe a qué vino la mina, no sabe el lector, no se yo, no sabés vos... anda pensando en algo, supongo que el lector también lo pensará, si es que no se perdió, estará pensando a qué vino la mina, y en qué es lo que va a pasar cuando en un claro formado en un grupo de turistas hindúes, aparezca el tipo sentado en una mesa del bar. Resulta que el tipo no es ese veterano actor de raza que acepta a regañadientes trabajar con los amantes del productor, no, es Raúl, el director de la película. Con las piernas cruzadas y vestido totalmente de blanco, está tomando un daikiri, mientras sus ojos azules van buscando las miradas de los buscas que recorren la recoleta en busca de protectores trolos como coiffeurs, astrólogos, dueños de boliches, o gente de guita que solventa la producción editorial, teatral, televisiva y cinematográfica. Y calate esa del verbo buscar ¿eh? bueno... no sé a mí me pareció lindo recurso... ¿no te convenció? bué...
Y la mina es la hija, que viene tomada del brazo de ese muchacho que Raúl conoció la noche anterior en un boliche gay. Pero pará un poco... acá ya estaría bueno meter alguna frase en alemán, francés o inglés. Mirá, el nivel de calidad del cuento puede acrecentarse acorde al nivel de masividad del idioma que elijas. A menor masividad más calidad. Mmmm no sé... no sé si quedará bien una frase en guaraní... no sé si quedará bien con el tono del cuento... en alemán entonces... ¿a ver? dictámela de a poco que yo no sé... "Das gutemburguen Liechfestein, das leberwrusht hatch".
Suena bien ¿no? Parece que queda justito. ¿y qué...? Ah... no sabés alemán. Te hacés al gracioso. No sabés escribir un sorongo y encima te hacés al gracioso. No. Está bien. No no. No me caliento, no me caliento, lo que pasa es que yo estoy tratando de trasmitirte el arte de narrar y vos te ponés a pelotudear, bueno. Dale nomás. No no no. Dejá, dejá. Encima me ponés cara de "no sé, no me gusta" con eso de lo de "buscar", si sabés tanto, andá a escribir, dale andá a escribir que por ahí te dan el premio al escritor más gracioso del barrio. Dale, dale. Cuando te den el premio en algún club de cuarta con el techo de chapa decorado con lamparitas de colores y banderines, con un tema de damas gratis de fondo, yo voy a estar ahí, sentado en una sillita de plástico toda hecha mierda, y voy a dejar en el piso el vasito de plástico con vino blanco caliente para aplaudirte. Dale, seguí así que vas fenómeno. Voy a gritar y todo: "¡Eshttee es mi ammi -hic- go, el esssshcritor! ¡Y yo le en -hic- sheñe! ¡Shí, yo leee enseñé y la reput..! ¡No me toqués! ¡No me toqués! ¡Me voy a ir a shoolooo! ¡No me toqués! Yo me voy solooooooo...¡Porque sho le eeenseñéeee! Y acá son tooood -hic -oss cornudos... ¡Cornudos! ¡Qué te pasa gordo mascabulto!
¿so pulenta vo?¿Querés pelear gil?
Bueno, gracias, pero no quiero más café. Bueno, que se yó, cuando tomo me pongo medio mal. Perdoname si hice algún escándalo... no, no está bien. Aparte el premio te lo merecías. ¡Ah lo del cuento ese del backstage! Sí... pero vos ya sos groso loco. Bueno, no sé si tengo más para enseñarte. Bueno, si querés seguimos. No pero todo bien ¿eh? yo me zarpé, no vos. Perá, que mejor me tomo el café. ¿Qué es el quilombo que hay ahí afuera?¿Para una filmación se están preparando? ¿Y nosotros somos extras también? Pero si no garpan, yo me voy. Pago los cafés y nos vamos. Mirá si todavía voy a laburar gratis.
Y el tipo se fué nomás, salió del café y como todavía no se le había ido el pedo se choca con la mina y el tipo que iban de la mano. Y Federico Luppi se recalentó, no sabés, se puso a discutir con el director este ¿cómo se llama? Aristarain o algo así. ¡Un quilombo se armó! Lo que pasa es que este muchacho anda medio de la cabeza viste.
Y ahora no sé en qué anda, creo que puso un blog. |