Resuelto, se para frente a los autos que frenan bruscamente.
Algunos quedan sobre la línea peatonal, otros rugen sus motores, amenazantes, como ofuscados por haber por haber tenido que obedecer la inoportuna decisión del postecito amarillo con luces de colores.
Mientras saluda con una reverencia, estudia a los personas envueltas en esos horribles montones de fierro y chapas de colores, tratando de discernir entre ellos, a los posibles contribuyentes.
Primero, descarta al taxi, luego al flete desvencijado y por último, a aquel auto gris, que se le antoja caro, porque lo vé moderno y brillante.
Las tres antorchas comienzan con su coreografía, de la cual forman parte también sus manos, que se mueven, seguras y armónicas, con la memoria de horas y horas de repetir la rutina.
Quíntuple salto mortal, y proyecta 5 antorchas más desde sus manos, queda suspendido en el aire haciendo malabares con las antorchas, que al volar, van formando complicadas figuras entre los cables y el cielo plomizo.
-Un aplausoooo!!-grita en la posición del loto, aún suspendido en el aire, con las antorchas girando, formando un círculo de fuego a su alrededor. Algunos aplauden desganados, otros sólo miran reconcentrados el poste con luces, angustiados por la inminente aparición de la luz amarilla que les dará permiso, una vez más, para jugar con el vértigo, aunque sea por unos pocos segundos.
Baja lentamente de su levitación, y se acerca sonriente a las ventanillas, con su gorrito multicolor de lana en las manos. Algunas monedas caen tintineando, acercando poco a poco la esperanza de un paty o de un pancho en la esquina, o hasta de poder dormir en una cama esa noche.
Antes de que la cálida masa de chapas y caucho, se ponga en movimiento, se para una vez más frente al público, y mientras sonríe, hace una teatral reverencia y desaparece, dejando sólo una aureola azul que colapsa en un chispazo.
El tachero que había parado frente a él, comienza a aplaudir lentamente con gesto irónico, y ladea su cabeza al pasajero:
-Bieeen!!! Bieeen!!! Uno menos! ahora falta que desaparezcan los limpiavidros, los piqueteros, los cartoneros, los delicuentes y los travas, no jefe?! |