Se queja el cielo y sus lagrimas hieren.
Recuerdo tus lagrimas y se moja mi alma.
No es culpa de este amor este llanto dormido
ni tu mano clavó en tu pecho la espada.
Sólo fue un sueño que silencioso despertó
la tristeza que nos hunde en la promesa vana...
Y no se por qué quieres morir en el letargo
de aquel beso que no supo comulgar tus labios...
Sobraban las palabras...
No digas que es inútil comenzar de nuevo
y que el recuerdo es el dolor de una espina enconada
pues el tiempo lucha para llegar a ser testigo
y el herido sobrevive al cobarde que se escapa.
Y la noche enmudece... los silencios hablan
porque la rosa no se deshoja en el libro que la aplasta...
No te dejes morir.
Tus palabras me desangran.
Los ojos con que miras, los gestos con que amas
son la llave del secreto que Dios abandonó en tu alma...
Y habrá un nuevo día musitando la esperanza
porque todo lo que termina es comienza de la nada.
Deja que el cielo se queje y sus lagrimas te invadan
que el el recuerdo te reproche y aún más desgarre la espada
pues el amor es el secreto que de tu boca mana...
y asi como todo muere, todo nace de la nada.