Por paredes de musgos se amarra la violencia, cruel dinamita que desmembra los nidos. Rompe la voz su delirio inmune, manchas de óxido olvidadas sobre la piel que implora su caricia. Descolorida la tierra se somete; paisaje detenido en abandonos, huellas de espanto donde el miedo se entierra. Entre los pliegues del silencio, una tímida flor asoma a la barbarie. © Silsh
Texto agregado el 17-11-2003, y leído por 215 visitantes. (4 votos)