Sólo quiero ser como todos los demás. Ser capaz de que mi cabeza no de mil vueltas y de que mi corazón sea como un arco capaz de lanzar las espinas que se me clavan. Pero en lugar de eso mi corazón es de goma espuma. Lo puedes estrujar, golpear y arañar. Nadie puede penetrar mi corazón, bueno sí, tu lo hiciste y no sé como, ni porqué; por eso no puedo sacarte. En mi la entrada siempre es dulce como el azúcar, pero luego todos quieren salir, me escuece, y me hacen sangrar sin poder remediarlo; porque yo no cambie, fuiste tu. Y nadie me puede entender porque tampoco yo entiendo a los demás. No sé porque les es tan fácil entrar y salir de la vida de las personas, ni como dejan que el amor o la amistad cambien tan fácilmente sin que un suspiro escape de su boca; un suspiro que es solo una milésima parte del grito que yo profiero cuando lo intento. Para ti soy el oso que no domina su fuerza y que intenta abrazar al pájaro porque le quiere, sin darse cuenta de que le hace daño, sin darme cuenta de que mis manos son garras. Quiero arrancarte de mi, porque sería lo mejor para ti, pero no puedo porque contigo se va una parte de mi ser y de mi corazón.
Ahora soy yo al desnudo, pero a mi me gustaría ser como el sacerdote de Indiana Jones, atravesarme el pecho con la mano y sacarme el corazón de cuajo. Y no sentir, porque el sentimiento es dolor fuera de control. Y así es como destrozo lo que iba bien y como te daño a ti que estás dentro; porque no me entiendes, porque sólo ves a una chica rara que le da vueltas a su cabeza y para la que ya, ni el dormir es alivio, porque en cada rincón ve sombras del pasado y mentiras y cosas que le ocultan. Dios sabe que quiero alcanzarte, que lucho con todo lo que tengo, pero a veces me siento sola y creo que esta batalla solo la combato yo con una espada de corazón blando y siento que cuando veas que débil es mi espada vas a salir corriendo. Porque no sé porque sigues aquí. No sé si te tengo atado y voy arrastrándote por un camino por el que te daría igual no pasar. Porque siempre miras mi matrícula, dibujas las montañas que nos separan, todo son límites. ¿Por qué te alejas de mí cuando algo escuece en tu vida? Si todo es tan difícil, si no puedes, corre. Mírate y vete de aquí sino me quieres de verdad, corre antes de que sea demasiado tarde.
Me pides que avance, que pelee, dices que todo va bien y yo me pregunto que pasará cuando vaya mal. Eso me da miedo. “¡Acaba con él hostia!”: me grita el capitán desde la retaguardia. Y yo me lanzo contra las ballestas sin tener fuerza para gritarle que yo sola no puedo, que el miedo solo muere con su puñal y el mío. Levanta mis párpados, ábreme en canal, sólo quiero que veas como me siento. Hurga en mis entrañas y descubrirás porque me comporto así. ¿Ya lo ves? Es sólo porque sé que algún día llegarán los enemigos y nos atacaran, y también habrá desertores entre nuestras filas, y se echarán sobre nosotros, y eso pasará, porque siempre pasa ¿Y qué crees tu que sucederá si yo me pongo enferma en pleno combate? Es sólo eso, una retirada más tuya y yo me muero.
Y no sabes cuanto lo siento, cuanto siento ser así, por mí y por ti, porque te llevo dentro; porque todo es bonito mientras tu quieras vivir conmigo pero cuando quieras salir…No soy una heroína, sólo una débil de corazón que no entiende como todos cambiáis tan rápido y mis sentimientos tan despacio.
Y a ti que te quiero te digo: “Apártate. Corre y vive, que mi sangre no salpique tu vida burguesa; que mi vaho no empañe tus ventanas, que cada día el sol no te deje ver las nubes, porque ojalá yo pudiera ser así. Porque a ti que te llevo dentro no quiero defraudarte, dañarte, ni quiero oírte decir un día: “no puedo cargar con esta mochila””.
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