Planetas inalterados,
monticulos despiertos de polvo interestelar,
y el sonido hueco del viento en zonas en las que ningun ser ha vertido ese liquido amarillo cristalino cuya espuma aun caida se desplaza entre abanicos de intensidad.
... He venido a buscarte,
dicen que digo cuando no digo nada...
Pero, es cierto,
dicen que repito en una agonia propia, entrecerrando levemente las puertas con cosquillas de otros dientes, y no estos.
... He venido a buscarte...
Me muevo en un desierto radiante, de destellos y herrumbres abombadas aqui y alla, en la vereda infinitesimal de un caroscuro deslumbrante.
No dejo huellas,
pajaros sin gravedad
que gesticulan exacerbados de distancia entre mis recuerdos.
He venido a buscarte,
con los dedos secos,
y las lagrimas
en rencillas de lluvias contiendas,
y el escote rosado
arena en estimulo propio
y oficio de algodon.
Estas hermosa,
dicen que digo cuando de mi boca no salen ni labios.
Muevo el cielo para posicionar
la mirada.
Del otro lado del sol,
otro sol hunde sus macetas en el charco rancio del adios.
Pero, si alli estabas...
dicen que balbuceo en un idioma desacostumbrado...
Recorro las fragancias,
los tules pesados de los petalos,
y los jugos de otras epocas
emponzoñandolo todo.
No digo nada pues nada queda por decir,
ni en amagues cristalinos,
ni en penumbrosas ojeras
de arboles dramaticos.
Solo, el latido furtivo de una espesura
que recorta parte de tu anatomia de agua.
Dicen que aun no te nombre, y te estas esculpiendo
en la soledad acuatica
de mi lengua,
en la plenitud de papel
de mi mano.
Y entre sollozos
trastabillo
y caigo...
No digo lo que pienso aun por pensado y perdido
entre mis escalones de piel.
Para Paloma. |