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DIÁLOGOS CON LA MUERTE

—Buenos días, viejo. ¿Qué tal estamos? Hace un día estupendo en el parque. Las palomas como siempre revoloteando, los niños jugando, la brisa estupenda y no digamos la temperatura. ¿Qué más se puede pedir, abuelo?
—Vieja amiga, como siempre tan chistosa. No me des coba, que me resulta incómodo. Ya sé a lo que viniste, no demores más y al grano.
— ¡Ja!¡Ja!¡Ja! Mortal, viejo y achacoso, no tengas tantas prisas que lo que tenga que llegar, vendrá, no te preocupes que el tiempo es una invención vuestra a la que estáis esclavizados. Para mí no existe, pero hablemos, viejo.
—Tú dirás, amiga, veo que vienes con aspecto renovado. ¿Y la guadaña? ¿Y esa capucha tan horrible que te cubría por completo?
— ¿No te gusta mi aspecto? Viejo desagradecido.
—Lo que me desagrada, vieja arpía, es que tu aspecto me recuerda a una persona muy querida para mí.
—No pretenderás, viejo tonto, que los demás me vean tal como soy.
—Qué quieres que te diga, a mí me va lo clásico, no que te parezcas a mi antiguo maestro de escuela que, si mal no recuerdo, debe de haber muerto. ¿A saber cuándo?
—Como sé que le tenías mucho respeto, para no asustarte, vine de semejante guisa.
—Tu olor a muerte te precede, querida.
— ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Eres incorregible. Sigue hablando que me distraes.
—Sabes que estoy cansado de vivir. Te suplico que seas breve.
—Rancio y tonto mortal. Eso lo decidiré yo en su momento.
—¿Puedo preguntarte? Sé que andas muy ocupada últimamente con tanta gripe, accidentes, guerras, etc…
—Pregunta, pregunta. Creo que bien puedo concederte ese deseo.
— ¿Qué me espera después?
—¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Humano tonto. Sois como niños, todos me preguntáis lo mismo. Miedosos, cobardes, lloricas. ¡Pero qué va haber! ¿A mí me lo preguntas? ¡Y yo qué sé! Como digo a todos, sólo me encargo de acompañaros al otro lado, nada más.

— ¡Hola, amor mío! ¿Cómo estás?
—Pero... si eres tú. ¿Cuánto tiempo? No te veía desde...
—Sí, querido, ha llovido mucho desde entonces.
—¡Esto es un golpe bajo, Muerte! No había necesidad de remover viejas heridas. ¿Es que ni siquiera en mis últimos momentos puedo tener paz?
—¡Calla, desagradecido mortal! Tienes la oportunidad de aclarar dudas y preguntas. ¡Aprovéchate!
—Tiene razón, querido, debemos de retomar amores perdidos y preguntas olvidadas.
—¡¡Dios todopoderoso!!
—¿Cómo has creado a un ser tan imperfecto?
—¿Cómo es posible que tu creación sea tan tonta, tan inútil, tan vulgar?
—¡Mírales, los dos abrazados! Él a una ilusión y ella muerta hace mucho, hablando como si fuera ayer mismo.
—¿Cómo es posible que el amor ciegue tanto a tu creación? Yo, un ser perfecto hecho para servirte eternamente, tengo como misión acompañar a semejante engendro en el último viaje.
—¿Cuándo me librarás de esa carga? ¿Cuándo?
—Se fue, querida Muerte. Se fue mi amor de juventud.
—Aprovechasteis tu deseo, caduco mortal.
—Desde luego. Fue un amor no terminado. ¿Qué tal si jugamos una partida de ajedrez?
—¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! No puedes ser más patético. Qué ocurrencia ¿Crees que me ganarías, viejo inútil, o estás intentando ganar tiempo?
—Nada de eso, querida. Mi intención es sincera.
—Dejémonos de partidas de juegos y bobadas similares. Te propongo un trato: ¿a ti te gustaría retornar al pasado? Y así tendrás la oportunidad de enmendar los errores cometidos con tu amada.
—¡¡Desde luego, querida!! No hay nada que me hiciera más feliz que eso mismo.
—Entonces... escúchame atentamente. Tendrás que llegar a Dios y convencerle de que me sustituya.
—¿Cómo? ¿Pero qué dices? ¿Estás loco? ¿Cómo voy hacer tal cosa?
—¡¡Mira!! Pedazo de carne con patas, te estoy dando la oportunidad de volver a tu juventud, de corregir errores, piénsalo bien.
—Está bien... vale... no me atosigues. ¿Dime lo que tengo que hacer?
—Sólo tienes que acompañarme. Durante el viaje, te iré dando más instrucciones.
—¿Cómo va, Muerte? ¿El trabajo, bien?
—¡¡Señor!! No aguanto más, esto es ridículo, cada vez me tengo que inventar una historia para convencer a tus criaturas de que me acompañen.
—¿No sería más sencillo que me siguieran sin más?

FIN.
J. M. MARTÍNEZ PEDRÓS.

Todas las obras están registradas.

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Texto agregado el 20-01-2006, y leído por 1434 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
14-06-2006 jajaja, un placer leerte. una historia entretenida y un final de aplausos. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
02-05-2006 Una historia muy imaginativa, nunca dejas de sorprenderme. encoruja
03-03-2006 Lleno de imaginación. Los personajes son creíbles y bien estructurados. El estilo flúido y rico. felicitaciones. 5* zepol
01-02-2006 "Vieja amiga como siempre tan chistosa". me llama la atención que la muerte sea mujer. por lo demás es una ficción muy entretenida. me gustó mucho. saludos. lamore
30-01-2006 Muyyy bueno, te dejo todas las *. Saludos parakultural
23-01-2006 jajjajaja está bueno ;) Soy_Naixem
20-01-2006 Buena historia. Y nota de humor al final. 5* JoseSkeptic
 
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