En el Cine 1

La felicidad era sentarme a tu lado,
en las incómodas butacas de un cine
una hora...dos horas...
y saber,
que durante ese tiempo,
compartiríamos el silencio,
la mirada al frente,
en la pantalla,
percibiendo una historia que construiríamos diferente a veces,
similar otras.

Y que por más que buscaran mis ojos tu mirada cercana y distante siempre
cercana y atropellante otras,
mi cabeza y mi cuerpo se resistirían a girarse para contemplarte
a ti sola.

La Felicidad era congelar todos mis miembros para absorber el delicado aroma de tu vida gastada
Tus suspiros
El leve susurro de un respirar acompasado por dos mitades
Tu cálida presencia prensada en la retina de mis ojos
A tan sólo unos centímetros de ti
A tan sólo una eternidad de ti...
A tan sólo un abrir y cerrar de ojos

En el espejo

La Felicidad era desenredar mi pelo frente al espejo de una casa ajena
De una casa tuya y mía y de nadie más
Aunque fuera de todos...

La Felicidad era tu rostro frente al espejo, tu mano desenredando tu pelo
Echándote gomina, sacudiéndolo
Y yo alisándolo
La felicidad era buscar tu mirada cómplice en el espejo, sin mediar palabra
Tan sólo una sonrisa
Tan sólo una mirada cansada

La felicidad era percibir tu cercanía a dos pasos de mi nuca, de mi espalda
Mantener las distancias, unidas en el reflejo de un cristal sin culpa.

En la calle 1

La Felicidad era salir corriendo
Con la acreditación colgada al cuello
Tambaleándose
Sofocarte, con la brisa y el oleaje de la costa.

La Felicidad era sortear a los transeúntes indiferentes,
Aislados, ahuecados en su café mañanero, ruiseños
Cruzar la calle cuando el semáforo no se ha puesto, buscarte pisando la alfombra roja
Coger el periódico del día, escuchar los avisos del timbre insistente y acusante,
Entrar en el kursaal 2 y el alboroto del público aún ferviente.
Buscarte por toda la sala, encontrarte, a unos cortos y ávidos golpes de vista a veces
Marearme en otras, esperar tu llegada por la puerta, deslumbrar todo aquel espacio vacuo
Tú sumida en tu inadvertida presencia supuesta
Yo sumida en tus pasos absortos y acertados.

En el supermercado

La Felicidad era discutir por quedarme fuera a esperarte
O acompañarte adentro
La Felicidad era de nuevo el tiempo que nos elevó suspendidas en una atmósfera desprovista de aire,
Era tu sonrisa dibujando todos los pliegues de tu rostro
Tus ojos... tus ojos serenos y cautos.

La Felicidad era mirarme y saber lo qué estabas pensando,
Reírnos sorprendidas por una comunicación sin palabras esclavas
Era tu seguridad en ocasiones,
Era tu indecisión en otras
Era tu dejarte llevar por la gente
Era recoger ante todo
Tu persona.

En la calle 2

La Felicidad era acompañarte, a tu lado
Sin saber qué decir
Y estropearlo siempre
Por estar tan eclipsada
La Felicidad era cruzar el puente, sortear las bicis, los coches
Hablarnos, con la mirada siguiendo nuestros pasos.
A tu lado
Era escucharte, comprenderte, dejarte invadir, ofrecerte,
Deslizar suavemente un destello de tu intimidad en tus labios
Era acomodar entre algodón ese tiempo y ese espacio dedicado
Era acurrucarte junto a mi corazón penetrando por el recóndito y pequeño huequito que accede a lo más profundo de mi verdad
Y por ahí te colaste,
Y ahora sólo me queda decir
que la Felicidad era cuando tu no tenías la necesidad de creer en un Amor imposible de entender según tus cálculos.