La televisión
Personajes:
Clara
Meche
Papa 1
Mamá 1
Papa 2
Mamá 2
María
Carlos
Operador: Ambiente, noche en campo, algunos perros nocturnos.
Operador: Tocan a la puerta de madera.
Clara: Voy, ya voy.
Operador: Abren la puerta.
Clara: Quiúbole, Meche. Pásale.
Meche: No, Clara. Aquí está bien. Te vengo a invitar.
Clara: ¿A dónde? Ya sabes que mi papá no me deja salir de noche.
Meche: ¿Ya hiciste tu tarea?
Clara: Ya desde ‘aquihoras’, ¿por qué?
Meche: Entonces si puedes salir. Ándale dile a tu papá que si te deja ir conmigo.
Clara: ¿A dónde?
Meche: Vamos a casa de Doña Raquel a ver la televisión. Acaban de comprar una. Se ve bien padre.
Clara: (OFF) El chicalote es un pueblo que está hasta mero arriba del cerro, es un lugar donde solamente se llega a pie o en burros, aquí somos bien poquitos y todos no conocemos, no existe la luz eléctrica, no hay refrigeradores, ni lavadoras, ni nada de lo que existe en el pueblo de allá abajo. Esa noche mi amiga Meche llegó por mí para que conociéramos la cosa más maravillosa del mundo: “La televisión” que es como una caja de jabón de donde salen miles de historias, telenovelas, películas, caricaturas… pero en fin para que les cuento ustedes deben saber más de esto.
Operador: Puente y ambientación.
Clara: Papá me das un tostón.
Papá: ¿Pa’ qué lo quieres?
Clara: Es que doña Raquel tiene una televisión y cobra un tostón por ir a verla.
Papá: No tengo, dile a tu mamá.
Mamá: ¿Dinero, de dónde? No hay. Tengo tres meses que tu papá no me da ni un cinco.
Papá: (Enojado) ¿Cómo quieres que te de si no tengo?
Mamá: Mira, Clara. Agarra un huevo del nido de la gallina colorada, y con eso pagas la entrada a ver la televisión.
Clara: Ay, gracias mami.
Mamá: No vayas a llegar tan noche por que mañana tienes clase temprano.
Operador: Ambientación de telenovelas.
Carlos: (Actuando) Oh, María Fernanda, nada impedirá mi amor por ti.
María: Pero señorito, ¿Qué va pensar su papá? Acuérdese que es el patrón de esta casa.
Carlos: Nada me importa que seas la criada. Lo único que me importa es lo que siento por ti. ¿Acaso tu no me quieres?
María: Yo también lo quiero señorito.
Carlos: Entonces no me llames así, dime por mi nombre.
María: Ay, Carlos Ernesto.
Carlos: (Suspirando) Ay, María Fernanda ven a mi…
Operador: Ruido de puerta. Música tenebrosa.
Papa: Alto, Carlos Ernesto tu no puedes querer a maría Fernanda.
Carlos: ¿Por qué no? ¿Sólo porque es la criada?
Papá: No es por eso… ¿sabes hijo? Te quiero decir un secreto y a ti también María Fernanda. Escuchen los dos.
Carlos: (con dramatismo) ¿Qué pasa papá?
María: ¿Qué nos quere decir patrón?
Papá: Ustedes no se pueden querer de esa forma, ustedes en realidad son hermanos. Porque María Fernanda es también mi hija…
Carlos: ¿Queeee…?
María: Ay de mí, que pecado iba cometer al querer a mi propio hermano.
Carlos: ¿Pero cómo pasó? Explícame papá.
Papá: Fue hace mucho tiempo cuando me fui a trabajar a la sierra allá tuve una hija, después me di cuenta que era ella, María Fernanda. Perdóname hijo, perdóname hija.
Carlos: Ay cuanto sufrimiento no me cabe en el pecho.
Operador: Otro portazo.
Carlos: ¡Mamá…!
Papá: Cristina Isabel, quiero explicarte algo.
Mamá: No tienes nada que decirme lo escuché todo tras la puerta. Eres un canalla, Alejandro Cisneros.
Papá: Yo te puedo explicar todo… es que era tan joven… te juro que no lo pude evitar.
Mamá: No te preocupes… yo también tengo algo que explicarte.
Papá: No, no me digas nada, no quiero saber nada.
Mamá: Pues ahora te lo diré. Escucha bien Alejandro Cisneros… Carlos Ernesto no es hijo tuyo.
Papá: Nooo.
Mamá: Yo te puedo explicar todo. Cuando te fuiste a la sierra… es que era tan joven… te juro que no lo pude evitar.
Carlos: (con gusto) Entonces María Fernanda y yo no somos hermanos y nos podemos casar.
Mamá: ¿Qué… casarte con una criada? Eso jamás.
María: Pero siñora, yo a su hijo lo quero mucho.
Carlos: Y yo también Quiero a María Fernanda y me voy a casar con ella.
Mamá: Eso nunca lo verán tus ojos. María, recoge tus cosas y te vas.
María: ¿Me está corriendo siñora?
Mamá: Si vete, no quiero verte más por esta casa.
Papá: Pero Cristina Isabel no puedes ser tan cruel.
Mamá: Tú también te vas de mi casa. Junto con esa criada dizque tu hija. Fuera los dos.
Carlos: ¿Y yo mamá?
Mamá: Tú te quedas con tu madre.
Carlos: (llora) mm, ay mamá, no puedo evitar llorar.
Mamá: Llora, hijo, llora. Que al fin y al cabo “los ricos también lloran”.
Operador: música de fin de telenovela.
Clara: (En off) La televisión era fascinante, ese día salí casi llorando y por la noche no pude dormir pensando en la triste historia de María Fernanda. En poco tiempo la tele se convirtió en el único pasatiempo; todos los días nos juntábamos por las tardes a ver nuestros programas favoritos: el chavo del ocho, capulina, el hombre nuclear, la mujer maravilla y sobre todo las telenovelas que siempre me hacían llorar.
Operador: Puente musical. Amanece.
Mamá: Órale, Pepe. Alevántate, a almorzar.
Papá: ¿A qué me levanto si ni tengo hambre? Todos los días puros frijoles con tortilla me das.
Mamá: ¿Y que quieres comer, carne? A poco crees que a mi no me dan ganas de una gorda con chile. Nomás frijol y ‘maiz’ tenemos. ¿Por qué no vas a ayudarle a Ruperto a cortar la cebada? Chanza y te pague algo pa’ comprar siquera’ una sopita pa’ comer.
Papá: ¿Cómo crees qué voy a cortar cebada? ‘orita con lagua’ hay muchos zancudos y si vieras lotro día le salió una viborota de cascabel a Ruperto, ¿a poco queres que me pique una víbora?
Mamá: Tú no tienes remedio, Pepe. Yo no se que voy a hacer con tanto hijo. ¿Y tú, clara? Ándale ya vete a la escuela.
Clara: (Off) En el día drama con mis papás y en las noches drama en la televisión, yo no se donde lloraba más si viendo la tele o viendo a mis papás peleando. Aunque en la tele todo es más bonito, aunque sufran todos usan ropa muy fina y elegante y no huaraches como los míos, los personajes de la tele viven en unas casototas, andan en carros lujosos, comen con tenedor la carne y nunca se enferman de la viruela como mi hermanito Ramiro el que se murió por que no lo pudimos bajar al hospital de San Tiburcio. Cuando veo en la tele que hay lugares donde la gente come bien, me imagino que un día este pueblo va a estar igual que habrá postes con lámparas para poder jugar bajo su luz por las noches; me imagino que tenderemos un camino que no se desbarranque y que podemos ir a conocer el mundo que sale en la televisión, me gustaría ir a “la vecindad del chavo” para regalarle una torta de jamón; y de paso conocer a los actores de las telenovelas. Me gustaría…
Mamá: ¡Clara! ¿Otra vez soñando? Ándale, ven a ayudarme a lavar las mantillas de tu hermanito. ¿Y tu papá, dónde está tu papá? Seguro que ha de estar dormido… ay que cruz tan pesada me tocó vivir con ustedes.
Operador: Música final.
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