Odiaba caminar
Y por lo tanto flotaba,
Flotaba y comía livianito,
Lo que más le gustaba era el alpiste
Y los canarios de la Tía lo sabían.

Sus amigos no eran siempre sus amigos,
Pero al menos toleraban su presencia,
Lo llevaban como a un globo
Con un hilo de algodón en el tobillo,
A veces se les enredaba
En los cables del tranvía
O en las ramas de los sauces,
Y algunos le tiraban piedras
Para divertirse
Hasta que alguien acercara una escalera.

El suyo era un caso especial,
Desde chico andaba por las nubes,
Se creía barrilete el muy chorlito,
Y no fue una luminaria en el colegio,
Ni siquiera una estrella fugaz,
Su talento aburría y daba náuseas,
Nunca una rabona, una ratucha,
Siempre releyendo a Juan Gaviota,
Era el gran tirabuzón de la hora libre,
Hasta que un día se tragó el ventilador,
Y quedó más tuerto que un pirata.

Cometa cósmico con parche,
Cíclope del aire con acné,
Sintonizaba radios
Con el dial de alambre de ortodoncia,
Su ojo sano conocía
Las macetas de todas las terrazas,
Y fue el radar del barrio que bajaba
El tren de aterrizaje a la hora de la leche.

Lo agarró una sudestada en el año 87,
Y se lo llevó a Groenlandia
Donde aprendió muchas cosas
Y no aprendió muchas otras,
Dos veces emprendió el regreso
Hacia el cielo de su patria,
La primera casi lo consigue,
Pero se olvidó la dirección,
Así que regresó
Para tener más perspectiva.

La segunda voló bajo,
Y molestó al pentágono
Le tiraron con misiles,
De esos que buscan el calor,
Y no se desorientan con piruetas,
Ni con indiferencias,
Uno le dio de lleno,
Y los altos mandos festejaron,
Creyeron que caería cómo un pato,
Pero eso nunca sucedió.

Ahora es un mártir Argentino,
Un cadáver patrio en órbita terrestre,
La gente lo llora y se amontona,
En las grandes avenidas y en las plazas
Llevado pancartas con su foto,
Y exigencias de justicia.
La televisión no para de nombrarlo,
Y el ejército prepara una invasión,
Si todo sale bien tendremos guerra santa,
Y algo de alegría para éstas navidades.