Mujer, debo confesártelo:
Quiero que me dejes desnudarte sin conocerte,
tocarte las manos,
besarte los labios,
mirarte los ojos.
Quiero que se nos caigan al piso
las barreras, los miedos, los prejuicios,
las dudas y la ropa.
Y ya en cueros
vendarte los ojos y buscar en tu cuerpo
con las manos y la boca y los hombros y la espalda
dónde escondes los suspiros, las sonrisas, los espasmos, los deseos;
derrapar en tus curvas las veces que haga falta,
rozarte los muslos,
esconderte los pechos,
besarte entero el valle que nace en tu nuca por tu espalda a la cintura.
Y entonces, ya entregados,
que mi lengua anide en tu boca,
mi ombligo ante tu ombligo,
mis brazos en tu espalda,
mi sexo entre tus piernas. |