Quería llorar o tal vez gritar en realidad no sabía que quería, se sentía un tanto confundida. Hace días que no lloraba y eso era tan extraño en ella, la única manera de liberar sus pobres sentimientos atormentados era dejando caer pequeños cristales de sus ojos cada vez que éstos se lo pedían. Esa fría tranquilidad que llevaba hace días la asustaba a sobremanera, sabía que se avecinaba una tormenta pero no sabía su magnitud, no sabía que otros tortuosos sentimientos le podría causar el choque frontal de ese amor que la mantenía prisionera con aquel otro amor de antaño, ese que tantas lágrimas le causó, quizás tantas como ese carcelero que no la quería dejar ir, que no le quería devolver su libertad. No quería más sufrimientos ni tampoco más noches en velas sólo quería poder sonreír como antes pero su intención no era llenar su cara con esa falsa sonrisa que le había marcado el rostro durante años, no, eso no, quería sonreír de verdad sin sentir ese amargo gusto a soledad. La causa de tanto dolor era la entrega a ese ser que ella amaba y tal vez ese era su problema, entregar demasiado y no recibir nada, pero al final siempre hay una luz…luz que por fin ella vio, alzó su mano, quiso tomarla…pero ahora ese es mi problema que no puedo terminar de contar esta historia porque no se si su pequeña mano alcanzó esa débil luz que a su vida llegó.