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Inicio / Cuenteros Locales / yosoyyo_dc / EN EL ESPEJO... UN REFLEJO DEL ALMA.

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CANTO I (Soledad)

Había una vez una joven criatura
que pasaba sus días y sus lunas
soñando con estrellas,
pintando acuarelas,
escribiendo sobre sus tristezas añejas,
poniéndole melodía a las almas en esta tierra.

Y quería ser vista como una chica feliz
y se pintaba con colores cálidos del alba,
siendo brisa suave arropando sin asfixiar
y con anhelo solo mostraba el néctar de las flores
y escondía la parte triste de sueños interrumpidos,
de estimas vencidas,
de dolores mordidos.

Su preocupación era
"Si me ven sufrir, ¡sufrirán!, ¡no!,¡no!".

La conocí leyendo sus versos... Ella es reflejo del alma
y logré escuchar sus silencios...
fue allí que conocí a ese otro ser que en ella habitaba.

No la he visto caminando por la playa.
No la he visto observando la luna
reflejada en un mar de estrellas.
No la he visto pero por sus dulces y sentidas letras yo la amé.

Un día le escribí, no para contarle de mí,
si para saber más de sus penas.
Ella también me escribió. También supo de las mías.

Y su soledad perdía fuerza,
sentía hombros en las hojas que sus tintas absorbían
y que mis ojos leían.
Me confesó que en su alma aún habitaban atrapadas las lágrimas,
y que ahora ese torrente quería desbordar.

"Si sientes ganas de llorar, llora.
Yo aguardaré en silencio, pero contigo estaré".
Que gran oportunidad, quizás era yo quien quería el llanto liberar.

Ayer de nuevo me escribió:
"¡Es un día especial! ¡y no quiero sentirme sola!
quiero sentir que me recuerdan,
que mis risas han sido fuertes,
que mis caricias silentes han sido atesoradas
y mi brisa ha refrescado el camino.

Quiero ver el rostro de algún amigo,
el sol ocultarse detrás del horizonte,
quiero sentir arena bajo mis pies
y dejar que el agua los arrope descalzos,
que la brisa y el sol me canten

Hoy quiero caminar de puntillas,
para no despertar el silencio,
para no despertar el olvido,
para no despertar el vacío".

Ayer escuché su voz. Ayer escuchó mi voz.

Ayer, sólo esa voz,
esa voz que no tiene rostro,
esa voz que no tiene tiempo,
esa voz que solo se lee...
fue la que me recordó y se presentó ante mi rincón.

Ayer... me escuché!

CANTO II (Hastío)

Pero era lóbrego su camino...
una gasa de humo cubría su cielo.

En ocasiones
los días se llenaban un poco de más luz
y el desaliñado velo dejaba filtrar hilos dorados
que llegaban a sus ojos...
y el rincón se hacía tibio...
el sol apenas rozaba la tierra.

Volví a preguntarle por sus añejas tristezas.

Ella me dijo:
"Tengo ganas de no seguir en este viaje,
quiero descansar.
El cansancio se me hizo mar
y siento que viajo hacia un lugar
que conozco y no conozco,
que quiero y no quiero.

Mi cuerpo está triste y me pesa,
aunque mi alma está ya lejos.

Busco unos brazos
que me acompañen en las calles,
que levanten la magia de los días...

unos brazos
que me necesiten y reclamen,
que con una manta
me tapen en las noches frías...

busco unas manos
para entregarle la labor de las mías,
las caricias escondidas
y mostrarlas al mundo...

que me escolten hasta el final del camino,
que cuando termine el viaje cierren mis ojos
y que el dueño de esas manos
atesore el postrero rictus de mis labios.

¿O será que esas manos escriben versos
que pertenecen a otra poesía?

¿Será que puedes decirme hacia dónde voy?,
ahora que mis sueños tomaron un sendero que no puedo ver...
ahora que siento que vivo un tiempo que no es mío...

Y el viaje continúa
y en el agonizar de cada día muere algo en mi alma...
se desprenden trozos de ilusiones, esperanzas y ganas".

"Que pase un día y otro,
que pase un invierno y otro
y cuando me toque desembarcar,
estaré tranquila
como el día que espera ser arropado por la noche".

Le dije:
"Siento que un alcázar de silencios te cerca los verbos
y se te escapa la vida anidada en vacíos...

estás comida por recuerdos y sueños no cumplidos
y estás viendo pasar el tiempo bajo un sol que se repliega...
y contemplas el firmamento
cubierto por el cielo convertido en nostalgias".

Sólo logró decirme:
"Busqué unos brazos para apoyarme en la vida,
pero sólo me sostienen los brazos del llanto...

ahora, recuerda que aguardaré ese momento
como el día que espera ser arropado por la noche"

CANTO III (Esperanza)

... se desvanecen los velos en el cielo
y se hace difusa la imagen en el espejo ...
ya no es reflejo.

Al preguntarle por sus añejas tristezas me dijo:

"Me arranqué el óxido de las heridas
y al borde del abismo hondo y frío he dado un paso atrás.

Me arranqué el corazón y lo posé en mis manos,
estas conchas de nácar le cuidarán
y no permitirán que vuelva a latir por soledad.

Me arranqué las notas dormidas en mis labios
y las puse en los gorriones que ahora cantarán de alegría.

Me arranqué de los ojos los cielos grises,
los tristes otoños que hacen danzar las hojas secas
sin rumbo ni mañana.

Me arranqué los sueños para prenderlos a la verdad.

Me arranqué las gotas de rocío que anidaban en mis ojos,
para dejarlas vivir libres en las rosas.

Volverá la pasión a mis días
y posaré el corazón de nuevo en el pecho,
posaré el cielo azul... siempre azul en mis ojos,
posaré palabras de amor en mis labios
y los deseos sobre mi tibio cuerpo...

y ese día...
tan sólo ese día será otra mi vida.

Hoy se me antoja otra realidad,
llegar hasta el final de los días prendida a un amor de verdad".

CANTO IV (Amor)

Ya no hay gasas en el cielo...
se reflejan luces de colores
y es fácil libar el aroma de las flores...

Al preguntarle por sus añejas tristezas me dijo:

"Eres quien ha recorrido una a una cada grieta
y descubriste mis sonrisas cubiertas de invisibles lágrimas,
las sonrisas que mis ojos desmentían.

Me seguiste en silencio
transitando mis soledades en medio de tristezas,
visitamos el cansancio de viajar a ningún lugar
en un constante fingir,
ocultando el moribundo deseo de vivir...
te mostré mis ojos hundidos y las huellas del dolor mordido.

Pero con tus manos aferradas siempre a las mías,
con tus ojos queriéndome enseñar lo que no quería contemplar
me llevaste a musitar cantos de esperanza...
a desear prenderme a un amor de verdad.

Lee ahora mis palabras:
”Se desvanecieron los velos en el cielo,
el camino ya no es lóbrego...
ya no camino de puntillas,
mis pisadas son fuertes y sonoras
y no despertaré el silencio, el olvido, el vacío...

La voz que en silencio me hablaba
tiene rostro, tiene tiempo, es la voz del amor...

Ahora el mar y la arena arropan mis pies descalzos,
mientras la brisa al oído me canta
y el corazón que me arranqué para posarlo en mis manos
está anidado de nuevo en mi pecho...

Volví a prender de mis ojos el cálido color de las mañanas,
el cielo azul... siempre azul
y el sabor a miel de la primavera como dulce quimera.

Hoy,
frente a este espejo deja que te diga
es ésta mi nueva vida".

Déborah A., Cordero Rivero
Junio 2003.

Texto agregado el 16-11-2003, y leído por 466 visitantes. (1 voto)


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