HELADAS ROSAS
¿Y qué me importan
tus heladas rosas,
tus logros bancarios,
tus cifras que muestras?,
Ceros y dígitos en la transacción
de objetivos y cambios,
donde mañas viejas y corruptelas
arrasan con la vida,
se casan con la obsesión,
se preñan con pasión
y se multiplican.
Muéstrame algo de tu corazón:
una suma de felicidades
o al menos de tales,
sólo un número primo
y una resta de tus desdichas.
en tu triste camino,
con papeles y frivolidades,
huellas tristes de la avaricia,
puntos negros que demarcan millares,
pero no puedes comprar mi sonrisa.
Me has ofrecido un vehículo que brilla
con dorados asientos,
maravilloso invento
producto de la gran tecnología,
pero sólo para cuatro pasajeros,
porque sube el orgullo
la vanidad entra primero,
la soberbia y el lujo
que nunca se separan,
y hay algo que no cabe
no le agradan ruidos, cuando viaja
lo hace en el coche del silencio.
En la vanagloria de las posesiones
en lo superfluo de las emociones
el amor no tiene precio.
No sé a qué vienes
nunca acepto tu oferta;
podrás comprar placeres
podrías hacer apuestas
y aunque valoro
acepto y reconozco
el alcance de la ciencia,
el lujo y el confort
se viven con decencia,
primero entra el amor
y luego la conciencia.
Si piensas que estoy sola
yo vivo con la gloria;
y aunque he sentido
los baches del camino,
mi caney no se renta
y nunca ha estado en venta.
Derecho de autoría en el Registro de la Producción Intelectual de la Dirección Nacional de Derecho de Autor (DNDA), adscrita al Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI). |