Catorce veces Grande de España,
mil veces maja.
Ay, la Cayetana, niña mimada
en tu cuerpo de mujer,
ángel, deseo y pecado,
así te muestras.
Minueto de corte,
seguidilla,
música de mi oído pobre,
musa de mi alegre vista.
Así murmure el Escorial, así la envidia,
así se turbaren los pinos, así tu alcoba,
quede el lienzo por testigo de una pasión,
un corazón de pintor,
el rubor de una duquesa y la certeza,
tras lo nudo,
de este amor. |