La imagen es clara, ella aparece corriendo en el comedor.

Grita: ¡Mi padre ha muerto¡

Unos a otros voltean a verse las caras, no saben como responder.
Las lágrimas caen de nuevo, cómo aquella vez, como si de nuevo estuviera pasando.
Algunos piensan que será mejor retirarse de la mesa y dejar el postre para después.

No me han escuchado: ¡Mi padre ha muerto¡

Cómo si no hubiera bastado con escucharlo una vez, la segunda es más clara, se escucha hasta en lo más bajo del estómago.

La imagen sigue siendo clara, todos se ven, unos a otros, es hora de decir la verdad, es hora de decirle que lleva más de un año dormida después del terrible accidente, y que es verdad, su padre ha muerto.