Tendrás que aprender a morirte sola, Salomé. Abandono este bosque. Tendrás que aprender a defenderte de los lobos, sola, Salomé. Yo te di las instrucciones y no las seguiste. Salomé. No las seguiste. Te dije cómo hacer para que no te quedaras atrapada en las enramadas. Te enseñé cómo huir de los cazadores que siempre confunden a sus presas y sólo disparan. Te revelé cómo andar en tierras pantanosas. Salomé. A saltos. Sin impactar demasiado. Y volviendo a elevarte antes de caer. Yo te lo revelé. Salomé. No digas que no. Y nunca escuchaste. Salomé. Durante siglos. Nunca escuchaste. Pero, no creas que yo volveré. No vendré por ti. Salomé. Mañana estaré al otro lado de la colina. A mil leguas de aquí. Pero, te pensaré. A saltos. Luchando contra las enramadas. Huyendo de los cazadores. Volviéndote a elevar antes de caer. Así te pensaré. Salomé. Aprendiendo a morirte sola.