Tras cuatro noches oscuras y un suspiro en la penumbra acecho, cuatro días de lluvia volvieron de mí un demente. Escuchando voces detrás de cada puerta, logro envolverme en un trastorno inquietante sin salida.-
Solo, solamente en soledad estuve cuatro días, sin el habla de otra persona, sin ver a nadie que no sea mi reflejo en las ventanas. Todo tan oscuro, tenue y silencioso lograba sacarme de quicio; con cada rayo lograba ver el color de mi cuarto, el rincón elegido en donde viví cuatro días de delirio. Sin comer, sin beber tan solo una gota de agua, de la gotera que en mí cabeza golpeaba. La esquizofrenia en mí ya gobernaba todo mi cuerpo y esos cuatro días nunca acababan, no podía verse el sol de la mañana y en un manto de penumbras yo me encontraba...-
El morboso tic... tac... del reloj no ceso hasta la ultima noche, cuando mí cabeza colgaba de la ultima biga del cuarto oscuro.