A la espera de un indeleble silencio…….en un abril olvidado, pero necesario.
Donde las estancias de lo ocurrido, son acompañadas por el sonido inerte y sucio; pero con el ritmo de la melodía más pura, presento esta obra, donde lo más discutido es incurrir en lo tétrico de una disputa entre pares, sin consentimiento de las cuerdas, bajo la argumentación falsa, pero de apariencia racional y verdadera del público más especial, donde lo más suave es sobrevivir a las espinas del pasado, que hacen brotar la sangre que estimula la conservación de mis venas sobre un filo oxidado, junto a la necesaria reflexión en un banco de metal.
Bienvenidos a la misericordia del tiempo, donde la devastación es solo música y lo real, diversión, pero honrando las perturbaciones tras éxitos o fracasos, con o sin justificaciones, sin menospreciar nuestra ración de vicio.
Todo comienza con la llegada moribunda a la catedral del descanso, donde los ángeles refrescan mi alma, infectada de incertidumbres. Tras cuestionar la pureza de mi sangre, caigo en el letargo de las estrellas, relámpagos casuales en las luces oscuras de mis sueños, que ilumina el deplorable caminar de mis acciones, esperando la noche.
Una noche más, con guiños de humo, y sonrisas de una felicidad mutilada, donde lo puro hace tiempo que se perdió, como una caída constante en espiral, donde lo más violento es dar la mano al miedo, y lo excitante contar la experiencia en el infierno, mientras tus demonios buscan el militar en una nueva religión.
Planteo mi atmósfera, tomada con el requisito indiscutible de una velada a la sombra de los árboles en línea; ayunando en la decadencia, mientras la atmósfera planteada me acerca al contacto de la calma, del silencio; mientras, acuso el despertar de mi letargo con la mirada cerrada, a la coherencia en el baile mortecino de una bailarina solitaria, al destapar su caja de música, su vida, sus sueños….