I

En el ocaso del año
celebra la música
palpitante bajo el sol.

Y una mirada cansada
aspira rápidamente
el curvo influjo
de aquellas notas sobrias.

Aplausos para nosotros
porque hoy regamos
con lágrimas y carcajadas
la muerte de la ciudad.

II

Vestidos con jean
y otros trapos de moda
cabalgamos,
sobre el lomo gris ,
de esta vasta ciudad de mar.

Con sonrisas de temporada
conquistamos las caricias de seda.

En el húmedo erotismo
encontramos el fresco regocijo
que yace inerte
sobre las hojas caídas.

Nos disponemos
a vivir en nuestras pieles
dispuestas como espléndidos campos de batalla.

Para amar

Para odiar.

III

¿Dónde te voy a encontrar hoy?
¿A quien habré de saludar?
en este día
un epílogo recostado en el verano.

Siento manso el corazón,
y mi sangre baña un par de hielos.

Saludos a tus hombros
y a su sutil desenvolvimiento de media noche.

IV

Calla ahora que los cerros hablan
descubre el rumor del mar
y vente a mi lado
con tus medias
tu escote,
y esas manos,
que habrán de explicarme hoy
a donde fueron los sonidos del año.

V

Puedo decir siempre
que elegí la perenne desazón
de una tarde después de tu cintura.

Y que viví perpetuamente
en el aroma de tu cuello
impregnado en mi almohada.