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continuacion capitulo 2 (parte 2 de 2)


-Es solo una ilusión -dije en voz baja, y con esa ultima idea en mi mente me desplome sobre la arena.

Sentí agua recorrer mi rostro y abrí los ojos con dificultad.

-Estas bien amigo -dijo un joven mientras me daba de beber agua fresca.

-Los señores deben amarte demasiado para no dejarte morir, aunque bribones como tu son lo que menos necesitamos.

Esa voz me era familiar. Cuando recobre por completo la conciencia pude ver el rostro del muchacho.

-Nunca pensé que me alegraría tanto de ver ese feo rostro -. Le dije.

-No cabe duda, aún a las puertas de la muerte sigues siendo un malagradecido -. Me ayudó a levantarme y me dio un fuerte abrazo.

No era un sueño, mi vida se había salvado y además encontré a mi amigo, mi hermano Pietro. Con su ayuda me reuní al resto de la caravana conformada por cuatro hombres y dos mujeres, y tres camellos con provisiones. Un poco aturdido todavía, los acompañé y en menos de una hora nos encontrábamos a las puertas de Oasis. Nunca esta ciudad me había parecido más hermosa.

Continuamos caminando a través de las calles vacías y casas cerradas. Había algo extraño pero no sabía que era. Cuando llegamos al centro de la ciudad me sorprendí al ver a la mayoría de los habitantes de Oasis. Pietro puso su mano en mi hombro y me pidió que no me preocupara, entonces avanzó hacia la multitud.

De entre la gente, un hombre se dirigió en dirección de mi amigo, era el anciano jefe tribal. Un silencio siniestro, y el frío de la noche me hicieron estremecer; todo era muy confuso. De repente el anciano saco de entre sus ropas un cuchillo de piedra. No solo él, el resto de los hombres que formaban parte de la multitud hicieron lo mismo, entonces noté que todos ellos vestían de forma similar, en realidad sus ropas eran idénticas: un camisón blanco que cubría todo su cuerpo desde el cuello hasta los pies, y por supuesto, las mangas llegaban hasta las muñecas. Sobre el camisón usaban un chaleco de cuero con incrustaciones de esmeraldas. En otras circunstancias me habría parecido una ropa muy hermosa pero en ese momento resultaba aterrador.

Por instinto intente correr hacia Pietro pero un hombre de la caravana adivinó mis pensamientos y me sujetó de los brazos.

-No temas niño, nada le pasará a Pietro -dijo con serenidad.

-Pero van a matarlo -grité.

Yo estaba muy confundido. Hace unas horas moría perdido en el desierto y ahora mi amigo que me había salvado la vida estaba en peligro, amenazado por cientos de cuchillos de piedra.

-Lo que ves no es una amenaza, es un reconocimiento -dijo el hombre que me detenía.

-No entiendo lo que me dices, que esta pasando aquí.
El hombre me soltó y me pidió que observara.

-Este es el final de un ritual, ahora Pietro es un hombre a los ojos de los Señores.

El jefe se acercó a Pietro quien se arrodilló y recibió el cuchillo de piedra; al instante una oración al unísono de parte de la multitud.

-Un nuevo hombre -dijo el jefe- un guerrero al Servicio del Señor de la tierra.

La alegría invadió a todas las personas y Pietro fue levantado en hombros como un héroe. Ahora lo comprendía todo. Pietro es dos años mayor que yo y en ese entonces el acababa de cumplir los dieciséis años, a esa edad según la tradición de los espíritus los niños llegan a la madurez y se convierten en hombres.

Texto agregado el 15-01-2006, y leído por 144 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
17-01-2006 Me ha encantado lo del ritual. Presientes todo el tiempo, al igual que el protagonista, que algo malo tendrá lugar y, de repente, todo se da la vuelta, y te invade una sensación de tranquilidad, casi de alegría. Muy bien narrado. Incluso me gusta un pelín más que la primera parte de la segunda parte ... Ikalinen
 
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