Tiempo compartido


La luna asomándose detrás de una nube, es única testigo de nuestro encuentro. Entre penumbras y rocío, con una flor en la mano te pido un beso. Digo te amo. Siempre quise decirte te amo, a pesar de mis reiterados enojos innecesarios. Fuiste muy importante en mi vida y te sigo queriendo como el primer día.
La noche nos protege y alguna estrella avisará si alguien se acerca. Las cosas están dadas como para que nos amemos.
La fresca noche quiere que te abrace pero me es difícil tocarte. Le pregunto a una estrella porqué nos peleábamos, porqué dejábamos escapar el tiempo sin mimarnos, sin reírnos.
Levanto la mirada y una brisa intenta secarme una lágrima.
Ayer en casa conversaba con tu planta favorita. Una fotografía me saluda y le doy un beso. Caminas delante de mí guiando mis pasos a la hora de cocinar, limpiar o planchar una camisa. ¿Qué difícil es planchar una camisa? A veces siento tu perfume entrar por la ventana y giro buscándote. Qué egoísmo inútil fue no escucharte cuando querías contarme algo. Mi amor te necesito. Perdóname si no te dediqué más tiempo.
La neblina me dice que nada sirve valorar las cosas queridas cuando se pierden, que ahora es tarde para acordarse de lo importante que era tenerte a mi lado.
A mí alrededor un centenar de lápidas me extienden un saludo hipócrita como diciendo que en vida pocas veces recibieron el afecto que ahora le damos.