ANIVERSARIO
La noche anterior a su noveno aniversario de casado fue una clara lección de insomnio.
Ella se había acostado temprano fijando su vista en unos de sus libros favoritos. Preparó todo en la cocina. Las tazas, los platos, los individuales, todo sobre la mesa. Nada mejor que comenzar el día con un rico desayuno en la cama.
El vestido azul y un hermoso anillo envueltos para regalo quedaron ocultos en el placard. Al mediodía pensaba llevarla a almorzar a algún lugar especial. Agustina y Ezequiel, sus hijos iban a quedar con la hermana de ella.
Ya dormida con un libro aferrado a su pecho, dejaba una leve sonrisa en la almohada como si estuviera soñando con la sorpresa de mañana.
Miraba el ventilador del techo, las agujas del despertador, daba vueltas en la cama.
La luz del sol no aparece.
La firma en el registro civil había sido a las nueve. A esa hora debería estar abrazando a su esposa, alegrándola con el vestido azul y el hermoso anillo, diciéndole todo lo que la ama.
La convivencia tiene sus pro y sus contra, pero bueno siempre le decía que las discusiones eran pérdidas de tiempo y que trataran de hacer cosas positivas para el bienestar de los dos. Decirlo era fácil, pero él llevaba en su mochila de la vida borracheras con amigos, enojos innecesarios a sus hijos, llamadas telefónicas de alguna amiga, huidas de casa por dos o tres días.
Desde hace tres meses el diálogo no es tan ameno y el comportamiento de ella es raro. Le dedica mucho más tiempo a los niños que a él. Tampoco tienen relaciones tan frecuentes como antes. No importa, pensaba él. Las mujeres tienen eso de que hay que darles su tiempo. Sólo esperaba el aniversario como si fuese el primer año. Debería dormir, tratar de descansar. Mañana tenemos que estar bien.
Habría que aprovechar el día con toda la energía posible, disfrutar que estamos juntos, mirar alrededor todas las cosas hechas con amor como la casa y los hijos.
Justifican la casa y los hijos continuar el matrimonio sabiendo que las cosas que sentimos por nosotros no son como antes. Sí lo justifica. Son el fruto de nuestro amor. Y si ya no hay más amor? Claro que nos amamos. Cuando amanezca la voy a abrazar y decir todo lo que la amo. Por qué no amanece? Hay noches que son muy largas y días en el matrimonio que uno quisiera que terminen enseguida. Te amo querida.
Perdóname por los malos momentos que te hice pasar o te hice sentir mal, por favor perdóname, te quiero mucho.
Antes de que el reloj sonara pasadas las ocho, lo tomó en sus manos, lo miró y dijo gracias. Después de un refrescante baño decidió preparar el desayuno. Se sentó en el borde de la cama, le dió un beso en la frente, dijo feliz día y te amo. Colocó el libro sobre la mesa de luz y de entre sus páginas asomaba un sobre. Por curiosidad decidió abrirlo a lo cual ella dijo no. Por favor querida es nuestro noveno aniversario. Lo siento mucho dijo ella.
La carta escondía todo el amor, la amistad, la pasión de su nueva pareja. Le pedía el divorcio, pero que no abandonara a Ezequiel y Agustina. Decía que la amaba como a nadie más en el mundo. Que no merecía el trato de su marido.
Los siento mucho repitió. No es una decisión que deba pensar. Me voy.
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