Usted camina a las cinco de la madrugada por un callejón oscuro de un barrio peligroso:
Usted no está allí por gusto. En ese barrio se encuentra la fabrica de somieres en la que trabaja como vigilante desde hace nueve años.
Usted camina encogido, con las manos en los bolsillos huyendo de un frío que no hace. Es Agosto. Camina mascando la idea, que sabe a café solo y tierra en los ojos, de que aquel trabajo iba a ser algo temporal.
Unos faros de coche le ciegan. Le dan el alto. Es la policía. Le piden la documentación. Saca de su cartera su Documento Nacional de Identidad.
El agente mira la foto y después le vuelve a cegar con su linterna. El parecido debe ser razonable porque le dicen que puede continuar. Según le entregan el carnet le recuerdan que debe renovarlo. Lleva nueve años caducado.
Texto agregado el 14-01-2006, y leído por 437
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es bueno. En cambio, yo conozco a muchas personas que lo unico que renuevan en sus vidas es el carnet de identidad elcorinto
16-01-2006
Bien, en un principio interpreté muerto al personaje. Luego me vino lo de la alienación de la identidad. Es usted un muy buen escritor como ya le había dicho. Calamitatum
16-01-2006
Me gusta, me gusta. Creo que es la forma, la segunda persona. marBin