La “Intelectualidad” y sus “medallas”
¿Alguien se ha puesto a pensar de dónde surgen ciertos estereotipos con respecto a la academia en el Perú?. Hemos escuchado hasta el cansancio que hay, en nuestro medio, algunos personajes que se les dan algunas prerrogativas sobre lo que es y lo que deben ser las letras o cómo se deben de plantear las ideas en este país. Sean estos fabricados por los medios o por el compadrazgo que surge al compartir el mismo oficio, lo más probable es que alguno de nosotros nos hallamos visto en circunstancias en las que pareciera que debemos de pedirles permiso a algunos de esos personajes al momento de emitir alguna idea u opinión. Lo curioso de toda esta situación es averiguar cómo es que ha surgido este “respeto” forzado por parte de una sociedad en la que se tiene que primero pedir disculpas antes de emitir alguna idea catalogada como subversiva o en todo caso propia y original.
Entre las formalidades que nos han enseñado a valorar y respetar a ojos cerrados es a lo considerado como foráneo, es decir aquello que es o se adquiere en el extranjero. Si alguno estudia en el exterior, sea el lugar que sea (pueda ser Haití, México, Francia, etc.) inmediatamente tiene un estatus intelectual superior a aquél que se ha quedado a estudiar su maestría o doctorado en San Marcos, La Católica o la Universidad de Huamanga, sin importar si estos que se van fuera han tenido buena o alguna experiencia académica laboral en su propio país, ya que muchos, apenas terminan sus estudios de pre-grado, se van a otros lares, según ellos a aprender lo que “no se enseña acá”. No podemos olvidar el idioma, requisito fundamental para que les de mayor peso a su experiencia extranjera, si sabe inglés, francés o alemán, será para que un poco más y sea visto como una deidad intelectual ya que ellos mismos se encargan de que sean vistos de esta manera.
Es así que, luego de muchas idas y venidas, previo paso por universidades extranjeras, obtienen una cátedra universitaria (de por vida, algunos viven de ello) que los enquista en las instituciones académicas y que por su permanencia se convierten en profesores “símbolo” de estas, obligando a los estudiantes a no sólo leer sus sosas ideas o resúmenes sino que también se les exige que se los citen, así sea que sus ideas ya hayan sido dicho por muchos, y ante cualquier reclamo, nos dicen “pero yo lo dije primero en el Perú”. Ah y no olvidar a los profesorcillos que se enorgullecen de acuñar términos nuevos tales como: “La cultura combi”, “economía con rostro humano”, la “magalización de la televisión”, etc. Peleándose entre ellos para descubrir al padre de estas ingeniosas y ridículas frases. Es decir que ante tanto académico que ha pasado por el exterior, nos podemos preguntar qué es lo que nos han dejado de nuevo, innovador, extraordinario, profundo y sobre todo, revelador. Eso lo podemos observar al preguntarnos por la cantidad de académicos peruanos poseen un peso intelectual en Latinoamérica, hace como cincuenta años que no hay uno que revolucione las conciencias de la intelectualidad peruana, menos a nivel continental, entonces, ¿De dónde surge esa idea del respeto por aquél que del alguna manera tiene ideas más desarrolladas o más certeras?.
Lo que podemos observar al examinar nuestra realidad es que actualmente no hay una presencia clara de pensadores o profesionales comprometidos de nivel en el país, en los trabajos que leemos aún se puede observar un respeto por las ideas externas, dejando que sean otros quienes interpreten por “rebote” nuestra realidad.
Pero siguiendo con lo anterior, la autoridad que se arrogan nuestra clase intelectual parte de una percepción equivocada de lo que significa el conocimiento y las ideas. Esto lo podemos ver al observar la importancia que le dan a simplemente irse a otro país a adquirir nuevos conocimientos. En primer lugar, porque lo que se adquiere allá son conceptos, nada más, la inteligencia no se aprende, viajar, estudiar en una universidad de prestigio no les hace ser más inteligente de lo que eran acá. Es por eso que al regresar no aportan más de lo que daban antes de irse. Se confunde las humanidades con la técnica. Se puede aceptar que en la tecnología, medicina o en las ciencias en general hay una gran brecha entre lo que se enseña acá y lo que hay en los países desarrollados. Si un ingeniero mecatrónico va al exterior, es obvio que vendrá al país con una cantidad innumerable de conocimientos para ser aplicados, lo mismo podemos decir del Cirujano, Ingeniero industrial, Arquitecto, Ingeniero Civil, etc., ya que lo aprendido es la técnica, así como la metodología. Estos técnicos profesionales, traen lo que aquí no se posee y lo adecuan a las necesidades de su sociedad para hacerla más productiva y desarrollada. La necesidad de que nuestros científicos obtengan conocimiento externo es de mucha importancia por que aquí esta no recibe apoyo para su desarrollo. En cambio, no puede decirse lo mismo de las humanidades, ya que las ideas no se aprenden, como lo hemos dicho antes, estas se desarrollan en función a cómo el pensador analiza su sociedad y eso es algo que no hacen los “intelectuales” de hoy debido, a que más están preocupados por llenar sus currículos con estudios en el extranjero (de universidades que sacan miles de estudiantes por semestres como ellos) y lucirlos en el Perú como medallas y galones los militares, ya que cómo estos, uno no sabe por qué deben tratarlos con deferencia, sino que uno se encuentra obligado a hacerlo por los emblemas que usan sobre el hombro (léase currículo o cargo académico en universidades, institutos o centros culturales).
Estas costumbres llevan a que el pensamiento y la difusión de las ideas se atrofie, aquél que no pertenezca a esta “cofradía” que necesita algunos de los requisitos mencionados para pertenecer a ella, son excluidos y criticados y en muchos casos ignorados. Así, el debate es impedido y burlado debido a que esta clase intelectual desea consolidarse cada vez en nuestra sociedad ya que esta fórmula le ha servido para vivir de ella y de gozar de un engañoso prestigio, que les permita llenar sus egos de adulaciones y desmedidas atenciones.
Lo dicho, no es ficción, sucede y a muchos les apasiona esta fórmula, por que ya está creada para adoctrinar a muchos incautos que desean gloria y vivir de ella, sin tener ni siquiera una idea que aportar.
La alternativa es proponer sin miedo nuevas ideas, lo considerado como auténtico, sin intentar que con estas nos acepten en esos círculos viciosos y ególatras, ya que de hacerlo venderemos nuestra voluntad a la complacencia de otros y ya sabemos a qué nos llevó esta práctica, a más de cincuenta años de esterilidad intelectual.
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