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III

Perorata Sobre Las Líneas Del Camino

“Me parece que ya no estamos en Kansas”
El mago de OZ, 1939

“Lo único nuevo en el mundo es la historia que desconoces”
JFK, 1991

Sin duda, durmió por semanas. Los comentarios entrecortados de las personas en la tienda ronroneos de camiones militares de agentes federales rondando las calles le decían que nada estaba bien. Napoleón en pensamiento cinematográfico y lógica estructural audiovisual no entiende nada. Las cosas en la realidad no se llevan así. La televisión es más realidad que todo menos que la realidad. Sale del trabajo en el que al parecer ya no trabaja por faltar día tras día tras semanas y más. Entre pequeños pasillos de mini mercado rueda antes de salir para tomar galletas y refresco que paga en caja. Suena en la radio La Estación de la Región. Con disimulo mientras paga observa hacia adentro y descubre que esa televisión tampoco está. Pregunta la cajera si falta algo más. Los desodorantes están de remate. Me podría decir por qué estuve dormido por tres semanas, piensa. Busca ya fuera de la tienda lugares de electrodomésticos. Tampoco. Del otro lado de la calle carece de televisión y reproductores un comercio de electrónicos. Nervioso siente hambre. Ahora vendría una regresión temporal en la que todo quedara más claro. La regresión no llega. Pasa un camión vestido con hombres de verde vestidos. El pensamiento es una vorágine de todo que ya es nada que golpea y golpea y entume hasta no sentir no más. Marcha hasta el agotamiento cuatro locales hacia su izquierda y en ninguno hay televisión. A pesar de ser sábado Cándida no estaba en casa. En dónde habrá estado. Suda. Saca de su bolsa de canguro una galleta. Es necesario ir a la raíz. Entre brazo y pulgar elevados con carnes de agua que tiemblan en el movimiento logra un auto amarillo que dice Libre se detenga y al subir con sequedad indica el destino.
También en el taxi entre claxon pausa acelero y muevete imbecil suena La Estación de la Región. Un hombre disfrazado de mujer con barba les pide ayuda económica para devolverse a su tierra. Se ve exquisito con la blusita ombliguera. Napoleón lo mira disimuladamente y sin quererlo dice Priscila es la reina. Cómo dices. Nada. La vista al piso. Se ve todo tipo de gente en este trabajo. Mira por el retrovisor. Con el tiempo una aprende a reconocerlos, tú eres de los callados, por ejemplo. No entiende por qué le habla de “tú”. Para que se sientan en confianza a los callados les hablo de tú. Permanece silente. Por cosas del autoestima los chaparros o gorditos o son alegres o reservados, y está de más decir que eres chaparro y gordito. Señala la radio. Si te molesta la apago. Doblan a la izquierda. La observación aquí es primordial para el entretenimiento. Pasa sobre una fosa de pavimento provocada por las lluvias sin bajar la velocidad; ambos rebotan en sus asientos; la apaga sin esperar respuesta. Mi hermana odia a los gorditos pero yo no, se me hace que tienen una vibra sexual más fuerte. Napoleón levanta los ojos como asustado. No me mires como asustado, es para entrar en confianza. Mirada en manchas de calle y medio reflejo del cristal cerrado. Esos sí le ponen mucho empeño. Napoleón preocupado mira escaparates sin televisores ni reproductores. No te preocupes. Se preocupa más. Es el trabajo y la intuición femenina, semi-psíquica soy con ambos. Los callados acostumbran leer. Nada de eso. Antes miraban la tele, cosas de gente sola y triste; tú en qué te entretienes. No digas televisión. La tele, claro, los gorditos la ven mucho, de tanto cambiar de canal seguramente tienes callo en un dedo. Las palmas de las manos hacia cielo raso para mostrarse un callo que data de hace años en el índice de la derecha. Son los que la están pasando peor, pobrecitos. Algo no encaja. Vaya que no encaja. Otro camión de verdes pasa por un costado. Papaciiitos, grita. No entiende nada. Parece que no entiendes nada. Qué estará pasando. Hay demasiado que contar. ¿Escucha lo que pienso? No todo ni nada. Baja la ventanilla y grita a un transeúnte. Papito aquí está tu hijita y quiere nalgadas. Ventanilla arriba. Se vuelve necesario el cambio de canal como es aquí acelerar gritar frenar y tocar claxon, acelero freno claxon grito y claxon claxon claxon, ¿entiendes? Silencio. Desde que los milicos llegaron las cosas se ven sin lógica. Es imposible que me lea el pensamiento. La observación cuate, la observación. Loca rara. Usted señor, no es la normalidad andante déjeme decirle. En un hábil movimiento hurgador de cangurera saca una galleta y comienza a comerla. La culpa la tiene el gobierno, de uno u otro modo, deberías saberlo. Napoleón no sabe. En silencio ambos se detiene el auto aguardando ronroneando la luz verde. La comunicación es una necesidad humana que tarde o temprano hasta el más poco comunicativo explota verbalmente. Trata solamente el pasajero de pensar en los televisores y su destino para obtener respuestas. Sólo que vivas al margen de la civilización puedes no saberlo. Algo así. De manchas de calles de gente animales y autos verdes rojos amarillos semáforos espectáculos de fenómenos hambrientos sedientos de agua atención fluvial y comida para sobrevivir en pensamientos de Napoleón que escucha y no escucha y piensa pregunta el monólogo de quien considera el comunicar una humana necesidad, fue el camino hacia las oficinas centrales de la Sede de la Red Mundial de Comunicaciones Televisivas por el centro de la ciudad. Como siempre comienza todo, para ganar votos; los dormidos en el mundo eran furor sin control pero no motivo de pánico nacional hasta que cayó uno en la capital. Napoleón en pensamiento bajo inauscultable para la mujer sabe que no sólo las televisiones preocupan; la falta de Cándida en casa luego de esperar y esperar también. Poder de adentrarnos al sueño tiene el gobierno. ¿Sueño? Basta ver treinta minutos del canal del Congreso para darse cuenta. Humedad aroma principal y el abanico girando en sonido solitario. Todos sabían que algo pasaba gracias a las noticias y los periódicos. Es-tu-pi-di-san-tes. Sobre bancas en banquetas descubre gente con libros y diarios y revistas en las manos. Si nadie tiene televisor ya no habrá concursos de televisión y no podré concursar nunca. Demasiada gente leyendo. No veía la tele pero aquí se entera una casi de todo. Prepara siempre el desayuno antes de irse y cuando despertó, nada. Se quedaban así tiesos enfrente de la tele con los ojos abiertos como si en realidad nunca dejaran de verla. Berto no estaba en el trabajo y tampoco su radio. El cambio de gobierno del gobierno del cambio no podía irse así, fue como una oportunidad para salir bien parado, tú sabes, parado. Napoleón no sabe. Ni mi mamá ni Berto ni la tele ni nadie que hable claro. No quedó más que cambiarse la camiseta baño en perfume y tomar gafas inhalador bolsa de canguro, y el calcetín, algo le decía, Napoleón, vas a necesitar el calcetín. La radio y los libros con fotos son tele a medias. Lo interesante es que aquí uno puede aprender palabras como primordial, empeño, depurada o a decir discursos sobre cosas como la comunicación. Luces intermitentes avanzan al frente despacio una tienda en llamas ejercito controlando tráfico federales hacen preguntas a obesos asustados varados en momento y lugar equivocados. Chico bomba; lo que no entiendo es porqué saliste de tu casa sin bañarte. Por sobre el asiento levanta la cabeza para expresar su duda mental. Existe la psicosis no tan infundada de que no todas las televisiones están en las islas, si es que están en las islas; pero el mercado negro de tan negro ya no es negro sino oscuro pues no se ve por ningún lado, aún está muy caliente la cosa, entiendes, la cosa está caliente; que arde está con esos grupitos de machos rondando por ahí. El ejercito y los federales nunca se llevan bien. Grupito también me gusta, sobretodo el final; los chicos bomba hacen estallar las fachadas de las tiendas, luego los amigos que no quedan destrozados del bombazo entran a ver si no hay teles escondidas en sótanos o lugares ocultos. La gente hace cosas por cosas que no son tan importantes; no es comida ni aire ni agua, es Te Ve, como dicen en el periódico. Basura. Nadie dice Te Ve en voz alta, es televisión o tele y ya; si alguien dice Te Ve no faltará el bruto que pregunte quién o por qué a mí. Te Ve es una palabra curiosa porque oída puede significar dos cosas. La mira con mirada de No sé nada. El tráfico de televisores comienza a tomar formas que están para dar miedo, los desaparecidos por ejemplo; pero la verdad está ahí, en la zona norte, el mercado negro; si alguien pierde algo, ahí lo debe encontrar. Mis tres semanas perdidas ¿estarán en el mercado negro? Napoleón débil pensamiento deja de hacerse escuchar. Mi mamá en el mercado negro tal vez. Sin embargo sigue preocupado. Es irreal. Pero la culpa no fue directa, el gobierno no los puso a dormir. Es un tema tonto para cualquier historia, sin fundamentos, no pueden caer dormidos sólo porque sí, ni mi mamá ni las teles ni el gobierno pueden llevar a cabo tanta desaparición. El problema es dejar al pueblo elegir; ¿te das cuenta cómo cada que elegimos dar un paso o acelerar nos precipitamos hacia algún bache? También se aprende a hacer alegorías automovilísticas. Abre el refresco le da un trago y de nuevo muerde la galleta. Y palabras como a-le-go-rí-a ; Ría; me gusta el sonido de esa palabra; el pueblo elige ver tele. Debo ir al mercado negro. La situación es la línea conductora dispersa sin control y sin sentido de una taxista que aburre y no informa con ansia meteorológica interminable de hablar. Se inclina por ver la tele y quedarse dormido; elige a quien los gobierna y peor aún elige apoyarlos llevando todas las teles al mar, sí, al mar, y obligando a los que no quieren a hacerlo. Tampoco el reproductor. Llevar las teles al mar me huele a fraude, para mí que las revenden al extranjero. ¿De qué demonios habla? Y los milicos que recogían las teles; ay los milicos, que de imaginarlos todos peludos nomás con las botas me dan ganas de corretear un camión para tirármelos a todos. Cuánto lleva levantar un mercado negro. Aquí lo importante eres tú. ¿Será esto una mala historia y la paranoia y perdida de objeto preciado causa de mi desvelo el pretexto de ésta? Yo, él, nosotros, ustedes y ellos. Lo importante es abrir los ojos. ¿Por qué voy hilando frases tan largas en mi pensamiento? La liberté camarada, la liberté gritaban. Tres semanas sin televisión es mucho tiempo. También aprende uno mal francés. Esto no puede ser una mala película. La liberté era sueño utópico de esos en los que las consecuencias no se miden. Si fuera así ella no sería tan fea, a lo mínimo Cámeron Díaz. Pero ningún sueño es sólo un sueño, siempre hay más. El único lugar conocido y con conocidos que conocía: el trabajo; desconocidos fueron los del trabajo. Todos chaparritos con las botas que les llegan a las rodillas. En el calcetín están los ahorros de su vida. Hay quienes alegan que las teles no las echaron al mar, que están en las Islas Marías todas. Islas Marías, ¿no estaban hundidas? Con los rifles del tamaño de las piernas. Napoleón no se atreve a preguntar. Utópico es otra; los controles remotos los van a usar para hacerle una estatua a algún muerto. A estás alturas algo debería de estar claro; no parece médicamente sano dormir tres semanas. Levantan el rifle a la altura de la cara y una no puede evitar que le tiemblen las patitas. Mucho menos a mi edad. Del presidente va a ser la estatua si todo sigue así. Una trama en la que sólo mi pensamiento y esta bruja aparezcan, me huele a fracaso. El bruto cuando no dice alguna idiotez por televisión mundial se dedica a aterrorizar a la nación. Las galletas no llenan. Nadie sabe decir qué pasa porque cuando uno está en el mete-saca no piensa con claridad por más que quiera y ahorita todavía están todos metiendo y sacando. Tengo hambre. Metiendo y sacando; a ver, enséñame el rifle chaparrito. Mejilla sonrojada a pesar de saber que no le habla a él trata de mirar sin levantar la cabeza a través de la ventanilla a un soldado que caminando por la banqueta presume arma en mano. Algo es seguro, no es casualidad que estés aquí. No un personaje principal. Que sea yo la que te esté llevando. Sería Brad Pitt o de perdida Gael García y éstas carnes estarían de más; así no se puede ser un héroe de acción. Eres el primero, el único; que me refundan en un sótano los soldaditos y de dos en dos me interroguen hasta hacerme hablar búlgaro. Esto se presta para la acción, no para tanto bla-bla. Te lo digo, hay necesidades que no eran necesarias. Quiero orinar. Al final todo estorba más de lo que ayuda. El negocio de los taxis está menguando por eso. Luego de preguntar en la Sede me teletransporto al mercado negro por una tele y mi mamá. Las mafias hacen lo que sea para conseguir televisiones; el secuestro ya es común. ¿Habrá alguna mente siniestra detrás de tanto color negro? Voy a buscar trabajo vendiendo carros. Esta mujer es tiempo muerto. Por tanto carro en la calle ya casi no tengo trabajo; segura de que los bomba son “chicos” no estoy, también hay gente mayor que es fiel a la televisión hasta límites enfermizos, como tú. ¿Cuál enfermo? Si no soy la cura me hago parte del cáncer. Nunca había estado en un lugar tan lejano. Que al final sean más jóvenes por dentro que por fuera es diferente. Algo me huele mal. Conduciré un minibús, gente pobre siempre va a haber. Si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes. Todo lo que sube tiene que bajar, y no hay más. Entonces bastaría ser paciente y esperar. Luego dicen que la muerte vive en el corazón de la vida y no habría vida sin ella y así acá es todo en la tierra de los vivos. Esperar sin televisión es imposible. Comemos-defecamos, dormimos-despertamos, subimos y bajamos. Ya despertarán, es cuestión de tiempo y de ánimos. Busca en la cangurera. Cuestión de que algunos quieran. ¿Entiendes tú-u? Alg-unos que quieran. Hilo dental. Los callados casi siempre son buenos escuchando, por eso me caen bien. Francamente, querida, me importa un bledo. Luego del hilo una galleta. Les encanta escuchar y no interrumpen. Hubiera comprado desodorante. De lo que una nunca está segura es si lo escuchan todo. Estaba de remate. Auto en alto. Calle cerrada, a la vuelta está el lugar. Mi vejiga. Te voy a hacer rebaja porque te va a hacer falta el dinero, son ciento, no, ochenta pesos. Tu pensamiento feliz. Muy bien, tú cambio y gracias. Vejiga llena. Te digo, el rencor trae cosas malas, la gente no trata de hacer daño pero la necesidad es un móvil increíble. Me reviento. ¿Qué? Nada. El dinero tampoco es aire ni agua ni comida. Por la calle y a la izquierda, oficinas-baño. Esto de los taxis está menguando, va en picada. Cuándo va a terminar esto. Mucha suerte, no te rindas. Hacia qué dirección estará mi casa. Acuérdate, sin rencores, todo es culpa de la necesidad; te estaré observando. Loca.
Bajó vejiga hinchada boca llena de galleta doblando por la calle cerrada despacio hacia la izquierda. Cerró la cangurera. Esto es un mal sueño. Una imagen que si no era apocalíptica estaba muy cerca provocó una erupción en el miembro retenedor de líquidos de Napoleón. La sede de la Red Mundial de Comunicaciones Televisivas en la ciudad era escombros ahumados y polvo. Me quiero, volver, chango. Mucho polvo. Entonces comprendió la frase de aquella película, La infancia acaba cuando sabes que vas a morir. La ausencia del baño tuvo una solución, pantalón y terror se habían encargado de eso. La vida, Napoleón, terminó al segundo de abrir los ojos y despertar. Napoleón pantalón mojado presa de consternación al ver su vida vuelta escombros comprendió que aquello no se podía explicar, que sólo algo claro había; casa, su casa, quedaba demasiado lejos. Allá hay preguntas, no respuestas. Tengo hambre.

Texto agregado el 13-01-2006, y leído por 728 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
17-01-2009 Extraño estilo y aun más extraña sintaxis que parece a ratos violar la gravedad universal de las palabras. Violaciones al sujeto verbo predicado, y a la sacro santa gramàtica, en ocasiones bajo la justificación de la emulación mental pero en otras emulación o replicación del descuido. A bien no se sabe si la dosis de cacofonias, iteraciónes y demás recursos aunque ahora sin televisiones, provenientes de sus personajes, son o no voluntarios:necesidades innecesarias, conocidos desconocidos, gobierno del gobierno. Todo ello más ralladura de una que otra frase valiosa ( siquieres hacer reir a Dios cuentale tu planes) es la receta de este extraño cuento cuya anecdota de ausencia televisiva va creciendo hasta el final, pèro cae irremediablemente con un final que serìa digno de un cuento menor. A mi me gustó. meaney
28-11-2006 Vengo de leer decenas de patéticos escritos. El tuyo, por fin, tiene un estilo único donde cada frase es un descubrimiento que carece del megáfono y ese "miren la frase que he creado". Un placer tortuoso leerte; dado que la intención no es hacer un cuento fluído, la elección de texto-bloque es innecesaria y contraproducente debido a la pesada estructura de las frases. Duele físicamente no la literatura, sino cada simple letra. Tu historia me recuerda al bonsai kitten, un animal con el potencial de crecer, de hacer, de ser, confinado a un espacio minúsculo que le deforma. Felicidades, y no. 451
26-03-2006 ¡¡¡¡ TO MUCH TV!!!!Tiene mucho de Los Simpsons, Requiem for a Dream y Natural born killers!!! por no olvidar el anterior tributo a Chespirito un saludo ..... euni
15-01-2006 Lo cierto es que no me ha gustado mucho, te leo, luego de ver una cruda crítica tuya a otro autor y pensé que me encontraría con algo fantástico, si bien tu ortografía es buena, tu redacción y puntuación, dejan mucho que desear y lo cierto es que hay párrafos completos que carecen de sentido. Igual, valoro tu esfuerzo y deseos de expresarte por este medio. Ánimo muchacho...escribiendo, se aprende. 5 estrellas al esfuerzo. Un beso. Pilef
 
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