Recostado en la suavidad de una nube, mí nube,
me cierno en el éxtasis de tu mundo corpóreo,
añorando el danzar de indios en busca de lluvia,
para recorrer al fin el seno de tus montes
y calmar esos sedientos labios tuyos,
reposar en ríos subterráneos camino a tu corazón,
y así cumplir con el ciclo natural,
embobarme de calor en el fuego de tu ser
y escapar nuevamente hacia el cielo a través de esa piel sudorosa por el movimiento de tu pasión,
no sin antes, humectar cada raíz fecunda de tus calurosos bosques,
entre vertientes y soles,
entre suspiros y amores.