La ignorancia que unos aceptan y otros no, pero que en resumen todos la llevan dentro y en la misma proporción, porque aquel que no sabe nada también sabe mucho, porque fue capaz de no saber nada en un mundo donde todos quieren saber todo y eso lo convertiría en un ser más auténtico.
Aquel que se refugia en el conocimiento, es solo un conocedor y en su vida va dejar de serlo y puede ser muy respetable y puede ser muy seguido y puede ser muy feliz y puede tener miles de pesos, pero en medio de su libertad se encuentra una prisión, una prisión que se lleva a todas partes, una prisión que en apariencia no es prisión, pero que es más prisión que la misma prisión, porque es una de esas prisiones que te sigue a todos lados, porque la llevas en la conciencia, la llevas a la hora de realizar cualquier acto. Pero el que no sabe nada, pues nada sabe y como nada sabe tampoco sabe que no sabe nada y por eso vive más tranquilo, aunque algún día va a llegar un imbecil que le va a destruir la vida y esta persona va a llegar con un libro y con sus modales y con sus métodos.
El que dice que sabe y el que todos creen que sabe en realidad si sabe, pero solo sabe lo que otros le dijeron que supiera, lo que otros ya habían definido como algo susceptible al saber, pero explicado por tan solo personas, entonces no deja de ser un entendimiento desde una visión muy pobre, porque el que lo trajo al mundo, el que lo hizo existir no existe para nosotros y el entendimiento va más allá de lo que nosotros conocemos como entender, porque para entender algo no hay como ser parte de él, sentirlo y después definirlo, pero nunca con palabras, porque éstas nunca sabrán ser suficientes para explicar, en el verdadero sentido de la palabra, las maravillas y el equilibrio perfecto que surge como un esquema en el que todos existimos. |