- Muchacho no salgas, ya es tarde y el bosque es muy peligroso –le dijo la mamá.
- Yo me sé cuidar solo, mamita, no te preocupes –gruñó el hijito.
- Bueno, pero no te entretengas a hablar con la tal Caperucita. Ella es una niña feroz.
Bogotá, Enero 9 de 2006
Texto agregado el 11-01-2006, y leído por 133
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