(Con infinito cariño para Rodrigo Aldunce).
Una desierta playa, adornada de una bella luna, resplandeciente, llenisima, reflejada en el calmo mar...dos caminos de huellas que se borran con cada ola, precedidas de dos personajes ficticios de la realidad, caminan de frente, lentamente...el con una camisa clara, abierta, descalzo y con un pantalon arremangado hasta la rodilla, igualmente claro...en una de sus manos lleva una botella de un buen vino blanco..., en la otra, dos copas de alto pie...ella con un largo vestido blanco, de tala finisima, que marca su silueta, con un amplio escote en la espalda, y otro, mas discreto, en el pecho...va descalza tambien, con su largo pelo negro suelto a la suave brisa que lo mece y lo enreda...
Caminan lentamente, nada los apura, se encuentran de frente, el deja caer la botella, y con cuidado las dos copas, se acercan, la rodea por la cintura con un brazo, con su otra mano la toma por la barbilla, ella con una mano le acaricia el rostro, baja por su cuello hasta su pecho descubierto...toma la camisa fuerte pero a la vez suave...se apreta a su cuerpo, y la otra mano la situa en su nuca, el deja su pera, para cogerla por los cabellos, se acercan aun mas, rozan sus labios suavemente, y luego se besan con premura...despues de ese primer encuentro, no se dicen nada, solo se observan, se miden, se besan, se conocen...el abre la botella, sirve las dos copas, brindan mentalmente por ellos, por estar ahi.
Caminan hacia el agua, la luna desde arriba es su muda observadora, un espectador que no interviene...en el agua otra vez se abrazan, sus cuerpos suspendidos son mas faciles de manejar alli...se besan, una y otra vez...y asi, con suavidad sus ropas son arrastradas por la marea, llendo a perderse en las profundidades...
Salen del agua, aun sin decirse nada, el con ternura la tiende en la arena, abre el vino otra vez, y sirve la segunda copa que bebera esta noche...pero no la bebe desde ahi...moja sus dedos y deja caer unas gotas en los labios de ella...para con los suyos ir y cogerlos suavemente, lo hace otra vez, pero en su cuello, y asi, suave y lentamente va bajando por su pecho, por sus senos, por su ombligo...provocando estremecimientos en ella. Bebe el resto de la copa, y la deja a un lado, ahora se dedica a besar cada lugar, marcando la pauta para sus manos, saboreando ese gusto salino de su piel...y ella se entrega, ciega en el placer, en la maravilla de ese encuentro, de esa conexion, de esa perfeccion...cuando varios minitos mas tarde, entre jadeos y gemidos, siente que no siente nada, que no hay arena en su espalda ni cielo sobre su cabeza, que sus cinco sentidos ya no son nada, y un destello de luz, un relampagueo espectacular la cega con un grito a duo, anuncian, juntos, la llegada del climax, de la real perfeccion...el punto maximo, sublime...
Ahi, en esa playa desierta, lugar de fantasia en la realidad, se amaron esa noche dos seres, que ven el alba, desnudos y entrelazados, sus ropas, unos metros mas alla, devueltas por esa misma marea que la noche anterior se las robo... |