Para aprender a no juzgar a los demás hace falta entender una que otra cosa. Es difícil, pero creo tener la solución. No me quiero hacer el sabio, pero a mi me ha funcionado.
Primero que nada uno debe ser firme y tener siempre en la cabeza que toda persona es el resultado de un montón de circunstancias.
Eres cristiano o católico, porque tus padres lo son. Si hubieras nacido en algún país de Medio Oriente lo más seguro es que fueras musulmán. Otra cosa es de que no todos nacimos con el mismo cerebro, todos reaccionamos diferente ante las mismas circunstancias y es que aparte la vida no nos ha tratado igual a todos. El que roba, por algo roba, el que viola por algo viola, eso nunca hay que olvidarlo. Algún recuerdo de pequeño, alguna escena penosa que se vuelve a recordar en los momentos importantes, el que creció con un trauma.
Algunos dicen por ahí: entonces, si vamos a disculpar a todo aquel que cometa algo inapropiado, yo también puedo hacerme de la vida fácil, robar por ahí, vivir en la calle, drogarme antes que comer y todo eso. Pero él y todos sabemos que su circunstancia no lo va hacer ingresar en esa vida. Hay gente que nació para la oficina y otros que nacieron para matar.
Creo que más que juzgar se puede ayudar. No se puede llegar con un asesino y decirle que tu en su lugar abrías hecho esto o lo otro ni decirle que es un torcido de mierda, porque en primer lugar tu no eres él.
Por último, quiero decir con esto, que sería imposible que existiera un cielo y un infierno después de la vida. Creo que dios sería injusto si juzgara por igual al que nació en la miseria o en un lugar donde el mal se practica con naturalidad y al que creció con toda comodidad, con el amor de una familia y los valores para convivir en sociedad. |