Quisiera dejar de escribir,
para quitar la posibilidad de un reproche,
de un malentendido,
... una mala mirada.
Quisiera dejar de escribir,
para evitar confusiones,
de mis historias y canciones,
... de mis sentimientos.
Quisiera dejar de escribir,
para no sentirme preso de mis personajes,
de su concepción y epopeyas,
de su pasión y linaje.
Quisiera dejar de escribir,
para trabajar más y volverme inmune,
a los sentimientos y el deseo,
a las bellas artes y su placer.
Quisiera dejar de escribir,
porqué es un vicio más en mi haber,
que da rienda suelta a mi locura
y expreso lo que por instantes deseara callar.
Quisiera dejar de escribir,
para luego dejar de pensar
así poner a descansar mi mente,
y dejar de escudriñar.
Quisiera dejar de escribir,
para que no me comprendan,
para ser uno más,
y solamente ser.
Quisiera dejar de escribir,
para no tener que leer más,
dejar mi percepción de las cosas tal cuál,
y perder el panorama de lo racional.
Quisiera solo estar,
ver la vida pasar junto a mi cera,
cegarme ante esta nuestra triste realidad,
nuestros males a la vuelta siempre estarán.
Quisiera dejar de escribir,
pero no puedo,
me volvería loco si lo hiciera
es más fuerte la sangre que la razón.
No puedo callarme ante mi universo,
el ying yang de la vida como debe ser apreciado,
aunque la balanza se incline más hacia el otro lado,
un equilibrio abstracto siempre habrá de haber.
El maná a mi locura, las palabras en armonía,
cada letra donde tiene que habitar,
es mi búsqueda en el paraíso,
componer lo mas bello y profundo nunca escrito.
Desnudar mi alma e ideas es mi placer,
aunque a varios no les guste o les incomode,
no puedo atar este gen hiperactivo,
que no me deja callar.
Quisiera escribirle siempre a mi amada,
la que estará conmigo siempre en el camino,
a mi musa parte esencial de mi creatividad,
y a aquellos amores furtivos que no se quedaron en el olvido.
Como también a mis seres queridos,
sembradores de este cúmulo de emociones,
a mis añoradas y queridas compañeras,
que estuvieron en mi historia siempre como grandes damas.
Aún así como aguja en el pajar me encuentro,
ante la inmensidad de nuestro Creador,
con mis letras en el aire volando sobre mi cabeza,
arropándome en esta tarde de invierno.
Deseo no desear dejar de escribir,
seguir los pasos de Cervantes
y perdurar por siempre,
no quiero solo ser, realmente quiero estar.
Y si por alguna razón dejara de escribir,
no callaré jamás lo que siento y hacerlos versos,
mi dogma no quedará amputado por mis manos,
terminaré solo cuando tenga mi propio epitafio.
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