Me asomo a la ventana viendo como cae la lluvia contra el suelo, como si las nubes se murieran en el cielo y percibo como transcurre invierno tras invierno y yo me encuentro en el mismo umbral; con aquella incertidumbre y a la vez ansia de poder tener unos sueños junto a ti, vivencias que en mi mente muchas veces aparecen como reales y que sé, nunca se consumarán.
Me asomo a mi corazón descubriendo miedos a la verdad, a las soluciones, a las palabras, miedo al abandono de una amistad. De repente un temporal se manifiesta contra mí, contra unos pasiones que recorren constantemente mi cabeza y que chocan contra una placidez llena de dilemas. Intento continuar con ese temporal que arrasa con mi serenidad y mi firmeza, pero soy incapaz de refugiarme en él, soy incapaz de luchar contra él.
Me asomo al futuro; pero no consigo ver, se me nubla todo a mi alrededor, se me enredan los intereses de los cuales tanto me jacte, de las ilusiones que tantas veces divulgué y ahora me siento vacía, confundida y sin querer aceptar la que podría ser la solución más coherente a todos mis momentos de desolación ; ¿Y yo? Sigo batallando por sentirme mejor, por encontrar esa luz que muchas veces idealizamos, buscando esa felicidad que muchas veces me he planteado, pugnando por una existencia llena de despreocupaciones y seguridad, pero sin ti, me resulta complicado combatir por todos esos pensamientos que me llevan a la cima de mi subsistencia.
Amistad, eso es lo que en principio quise creer que eras para mi, La Amistad me traicionó y no me bastó para saciar lo que tanto ambicionaba. Desperté de una fantasía, en unos instantes me arrebataste mi propio ser para convertirme en alguien completamente entregada a ti, como si me convirtiera en alguien nacido de ti, en alguien especial, incomparable, en alguien que me alimentaba a continuar.
No intento sentirte cerca, pero mientras me alejo una fuerza en mi interior me atrapa, no intento mirar esos ojos llenos de vida y alegría porque me ciegan y me deslumbran hacia una felicidad incierta, no intento quererte, pero el sentimiento penetra en mi corazón, en mi cuerpo sin poder negociar para enterrarlo, para que desaparezca. Lucho contra ensueños absortos en utopías, lucho contra una felicidad que dura unos segundos, lucho contra mi misma por verte y sentirme alguien diferente y lucho por cegarme ante la idea de perder la batalla y que todo se convierta en polvo, en cenizas para que el temporal llegue de nuevo y lo arrastre hacia el infinito, hasta el olvido.
¿Cómo explicar esas emociones? ¿Qué locura? Eso dirían muchos si supieran lo que llevo dentro. Me llena de gozo, me siento feliz con una mirada, con un gesto, con unas palabras, pero en un instante eso no me resultaba suficiente y me derrumbaba hacia un abismo de lágrimas y desesperación. Me enganche a tu risa, a esos ojos esmeralda, a una mirada destellante que me envenenó de ti para quererte, para amarte.
Las palabras vuelan como el viento, los recuerdos quedan. Unas horas se me convierten en minutos, en segundos que se me escapan de las manos sin poder apresarlos para que continúen conmigo durante toda mi existencia, me cansé de conformarme, me derrumbe de tenerlo todo y no tener nada, me cargué de desilusiones que se amontonaron en mi y que explotaron en un momento. ¿Y la solución? Quizás más dura que la realidad misma, me duele no verte, me duele perder lo poco que consigo de ti, me duele no poder volver a ver las energías que desprendes, las risas de las cuales me enamoré, los momentos irracionales viviendo como niños, pero ahora; lloraré, reiré, idealizaré, y entonces ..... continuaré sabiendo que no podré olvidar que eres el amor que siempre anhelaré.
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