Inicio / Cuenteros Locales / La_Columna / Cuando la conducta privada trasciende a la conducta pública - 2ª parte - (de la columna de los lunes de Carloel22, por Neus_de_juan)
Moral pública y moral individual
Los sistemas sociales son injustos en un mundo que está evolucionando permanentemente, que es perfectible, y que es en definitiva la expresión de las falencias sociales de sus propios integrantes, pero no siempre de los defectos de sus elementos, sino las falencias de sus conductas públicas.
Los sistemas asumen como naturales estas falencias, poniendo en evidencia una escala de valores equivocada.
La moral disociada
Es natural que no nos cuestionemos algo que pocos se cuestionan y que nadie nos enseña a cuestionarnos. Podemos ser personas de buenos sentimientos y ser partícipes de una conducta pública inmoral: exceso de velocidad, faltas menores, beber “socialmente”, arrojar papeles a la vía pública, reaccionar violentamente, insultar, etc.
Existen países con una moral pública muy severa y conservadora -leyes rígidas, apariencias moralistas, conductas civiles ejemplares- pero con una moral individual muy cuestionable (materialista, vana, pervertida, discriminatoria, violenta). De la misma manera que en el ejemplo anterior, un individuo inmoral puede llegar a actuar en forma ejemplar frente a la comunidad, simplemente porque responde a valores naturales con los que fue educado: respeta los semáforos, paga los impuestos, pero le pega a su mujer y roba en la empresa.
Aporte individual a la formación de una mejor moral pública
En el plano personal, cuando hay un reconocimiento de un error que uno arrastró por años sin percibirlo, la primera reacción es lamentarse, arrepentirse y hacer la profunda valoración de las consecuencias del mismo. Luego viene el estímulo de los logros y las conquistas.
En el terreno social el proceso es idéntico. Hoy nuestra sociedad percibe muchos de los defectos que se ha ido imprimiendo en el sistema social político y económico, se lamentan, pero le adjudican a otros las culpas, con lo cual el error no termina de ser reconocido.
El aporte individual es la llave para revertir los valores vanos, egoístas, ignorantes que han sido impresos en nuestra sociedad.
Según Enrique Rojas, la sociedad actual se mide con "dos baremos: hedonismo y permisividad, así como sus dos ramas desgajadas: materialismo y relativismo. Si todo es relativo, si todo es bueno o malo, si nada es definitivo… ¿qué más da? Lo importante es hacer lo que quieras, aquello que te apetezca o dicte el momento. De esa forma, sin una brújula psicológica y moral, queda el ser humano a merced de lo inmediato: traído, llevado y tiranizado por la demanda de lo que se presenta en ese instante.”
Prosigue Rojas: “La moral es el arte de vivir con dignidad, el arte de usar de forma correcta la libertad. Es la ordenación de los actos humanos de acuerdo con la razón y la libertad, pero buscando lo mejor. La moral es la ciencia final de la conducta, que aspira a poner al hombre en la cumbre de lo que puede aspirar”.
La conducta del hombre es el compendio de su inteligencia y su voluntad, en una acción integrada. El objetivo de su acción es “el otro”.
Los basamentos de la moral requieren principios elementales, y el individuo actual se confunde considerando que no tener tabúes es positivo, lo cual es cierto, pero no tener principios es absolutamente negativo.
Cuando todo está permitido una sociedad puede encaminarse al desorden. Cito nuevamente a Rojas: “Uno mismo y los otros dejan de ser personas para convertirse en cosas, para materializarse. La intensidad que la vida requiere se diluye y se somete a las banalidades que piden paso. Ya no se puede ser feliz, pues falla la base: la coherencia interior. Entonces se aspira a formas de felicidad inmediatas, externas como el bienestar, el nivel de vida, el tener y acumular.”
Volvemos al único camino posible: La Educación, propia y de los demás
Nadie aprende valores si no se relaciona con los que los ejercen. Nadie se entusiasma con los valores si no respira esa pasión ética.
Parecería que en la actualidad los valores morales no tienen la misma fuerza conductiva que solían tener. La desacreditación de valores fundamentales como la honestidad, la familia, la justicia, la solidaridad, el derecho al trabajo digno, a la educación, entre muchos otros, así como el surgimiento de falsos ídolos, supuestos éxitos basados en el poder, el dinero o el físico, constituyen un activo factor de disgregación social y decadencia.
La pérdida de valores destruye las relaciones entre las instituciones y las personas, dando lugar a la desesperanza, la violencia, el oscurecimiento del sentido de la vida, por no poder acceder a la más básica de las necesidades: construir vínculos por los cuales sea posible crecer en identidad, pertenencia, madurez y felicidad.
El primer desafío es: rescatar y vivenciar los valores que favorezcan un desarrollo más equilibrado del ser humano, en sus diferentes aspectos y objetivos de vida, con la inclusión de metas esenciales que apunten a la conquista de la tolerancia, el respeto, la justicia y la humildad.
Nieves Granero Sánchez
Valencia, enero de 2006.
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Texto agregado el 09-01-2006, y leído por 897
visitantes. (9 votos)
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Lectores Opinan |
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23-01-2006 |
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Bueno, ha sido toda una revelación descubrirte en una columna y debo decirte que me sorprendió, muy bien escrita.
Las más de las veces las instituciones no parecen estar hechas por personas, sus valores morales no son ni por asomo los de sus integrantes.
Mis felicitaciones!!! el-parricida-huerfano |
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13-01-2006 |
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Con la claridad y objetividad que le das a los temas que trabajás cada vez que subes un escrito en la columna. La tranquilidad y garantía de saber que existe un trabajo realizado en profundidad cuando se te pide algo. Mis estrellas y gracias por estar siempre allí, dispuesta a ayudar a completar de letras y pensamientos los espacios de los lunes. Un fuerte abrazo. Pedro. carloel22 |
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12-01-2006 |
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Creo que demasiados seres humanos a lo largo de sus vidas solo aprenden a detenerse ante un semáforo, pagar un impuesto, tener sus papeles en regla, o amedrentarse ante un policía, porque piensan -por desgracia -que en eso consiste la sociedad. Luego, en los demás aspectos, pueden llegar a comportarse incluso de forma necia y brutal. Esto es sin duda porque les falta una base desde su misma infancia; que es crecer envueltos en una familia que les proporcione el calor de la humildad, de la solidaridad y el respeto y les enseñe con el ejemplo diario puesto en práctica de esos valores (tal como apunta Shou) a ser personas que viven dentro de un conjunto mucho más grande y complejo que se llama sociedad y que si no se modela con la debida correción y cuidado cualquier día puede acabar por estallar. Me han encantado tus planteamientos Nieves. Enhorabuena!! josef |
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12-01-2006 |
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En esta tendencia social -prevalente en muchos de nuestros países-, a) que permite predecir una sociosfera alrededor de lo monetario, b) una especie de arreglo alrededor de metaciudades derivadas de los actuales "Malls", c) en circuitos que estarían interconectados por diversos códigos reglamentarios, d) los códigos de conducta pública y los principios de la vida privada, e) serían un decálogo universal cuyos elementos divergentes serían rechazados del tejido social imperante. Tu llamado detallado y escrupuloso es un tamizado inteligente y tozudo a la hora de mantener el timón en la argumentación lógica y deducciones relativas. "Falsos ídolos" y palabras subsecuentes no pueden ser más martilleantes en las conciencias. Me alegro mucho de haber leído de pe a pa, de cabo a rabo, este estupendo vínculo de claridad intelectual. danielnavarro |
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11-01-2006 |
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Las conquistas en el nivel moral de una sociedad son consecuencia de las conquistas individuales. Estas manifestaciones públicas de falta de moral cívica, esta manifiesta decrepitud moral social, son la muestra evidente del desgaste de parámetros que en su día fueron propuestos como panacea de sociabilidad. Has objetivado causas y efectos de la crisis actual con detalle y en profundidad. Es una columna depurada y bien planteada que merece reflexión pormenorizada. Enhorabuena. graju |
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11-01-2006 |
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Que bien y eficazmente escrita tu columna. Efectivamente sin los principios (los límites) se pierden los asideros que nos hacen ir a la deriva. Esos límites-asideros que, lejos de coartar, dan seguridad al caminar por la vida y, por tanto, libertad. Enhorabuena Nieves. juanrojo |
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10-01-2006 |
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Nieves, admiro muchísimo tu claridad de ideas con la que tanto me identifico.
Sólo añado una pregunta: ¿De que sirven los grandes logros personales, de que sirve llegar a lo más alto si luego fallamos en lo inemediato? ¿De que sirve llegar a presidente de una multinacional si no nos damos cuenta de que nuestros hijos, que son nuestro futuro, nos echan en falta?
Pero eso es otro tema y ahora no hay tiempo para pensarlo. blasleon |
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10-01-2006 |
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¡Qué columna! Neus. Es para analizar línea por línea. Concepto por concepto. La moral antecede a la ética. Nadie duda que “moral” refiere a la conducta humana basada libremente en el ideal de lo que se considera “correcto y apropiado”, aun cuando la teoría relativista diría que la moral o los principios varían de acuerdo a la época que se este viviendo o el lugar.
Existe “cierta distancia” entre lo público y lo privado por lo cual bien hablamos claramente de moral individual y moral pública, y a la vez comprobamos que no son independientes; de hecho, cada uno presupone a la otra, están estrechamente relacionadas. Pero estas dos concepciones morales existen en situación de tensión; se refieren de forma distinta a las motivaciones de quienes están sometidos a ellas y por lo menos, les proponen exigencias incompatibles. Lo realmente difícil es precisar en la práctica el límite casi imperceptible de las diferencias que existen. La libertad no es hacer lo que a uno le parezca. La libertad implica una responsabilidad, un libre albedrío basado también en el respeto al próximo.
Comparto plenamente cuando al mencionar el camino posible haces referencia a “la educación” de una educación moral ejercida no sólo en la transmisión oral de los valores sino también con el ejemplo puesto de manifiesto en la práctica diaria de esos valores, mediante el respeto, la humildad, solidaridad.
Shou |
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10-01-2006 |
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Para la mayoría tal vez hoy resulte pacato y ñoño hablar de moral. Prefieren hablar de ética. Un simple matiz que indica el desinhibimiento interior, ("falencia" en moda), tal vez provocada por los excesos de un liberalismo llevado a sus extremos. Concepto de libertad mal asumido. Libertad no es hacer uno lo que quiera, ni siquiera para mi es buena aquella definición de libertad que dice que nuestra libertad empieza donde termina la del otro, como si la libertad fuese un código de circulación. Cuando la moral individual y la colectiva no se corresponden hablamos de "doble moral" , moral adulterada. Hipocresía, desajuste interno. El problema es el crecimiento desparejo y a veces monstruoso de nuestro yo. Tenemos pies grandes, capaces de llegar a la luna en dos zancadas, pero nuestra mirada no alcanza a ver la roña que se acumula en nuestros sobacos. Didáctico. Ideologías y principios, otro tema que mereciera mención a parte. "Coherencia", palabra clave para armonizar y reajustar los desequilibrios de una moral cuestionada. Y en cuanto a la "humildad", última palabra de este artículo, me supongo que, al margen de consideraciones piadosas, se refiere más bien a esa actitud de la persona en general por asumir sus errores y corregir en su caso. azulada |
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