Claro, ellos te conocerán al revés y al derecho, cada célula de tu organismo será divulgadora de íntimos secretos, te obligarán a consumir horribles brebajes, te mutilarán y te rearmarán, te cebarán y después te mezquinarán la comida, serán tan variadas tus experiencias que dentro de tu cabeza se debatirá un inmenso signo de interrogación. En algún momento intentarás huir pero ellos te lo impedirán y serás encarcelado en lujosas jaulas en las que nada te faltará, solo la libertad para chillar hasta desgañitarte. Serás de nuevo sometido a numerosos estudios en pro del progreso de las ciencias, concepto que te sabrá a nada, porque llegado a este punto, solo desearás ser la sombra de tu sombra. Te harán correr dentro de una rueda interminable y obedecerás porque ya estará dentro de ti el acendrado sentimiento de acatar y acatar hasta que la rueda esa ya no gire.
Ese es el papel que te tocó representar, es tu karma, tal vez la herencia, serás obsecuente conejillo de Indias hasta que ellos dictaminen que ya no les sirves. Entonces te dejarán morir e incluso en ese evento titubearás y esperarás la señal para abandonar esta existencia y cuando te estés por fin consumiendo, no sabrás si lo haces por una causa superior, por un simple mandato o porque en esas circunstancias es cuando recién comenzarás a disfrutar de una supuesta libertad. Pero finalmente entenderás que lo único que te diferenció de ellos fue esa jaula que te asignaron, un microcosmos tan exactamente igual al de tus captores, sólo que ellos no intuyen que son lo mismo que tú y que su prisión es simplemente más grande…
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