En el paraje desierto de tu mirada huída me pierdo olvidándome mi alma dormida. En tu cuerpo inerte me refugio abrazándome a nuestra cansada soledad de hastiados amantes. Entre nuestros silencios escondemos el desamor temerosos de recordar nuestra lujuriosa pasión. Ahora ya sin espíritus nos volvemos fantasmas de los remotos tiempos en que felices nos amamos.
Texto agregado el 07-01-2006, y leído por 148 visitantes. (2 votos)