EL ADIOS
Hoy he decidido olvidar este cariño
que me inspiraste tú, mujer extraña;
he sido dominado como un niño
por este sentimiento que me embarga.
No quisiera quererte, mas, no puedo
ignorar tu imagen tan querida.
No se puede vivir con un recuerdo
que puede terminar con nuestra vida.
He de imponer mi voluntad latente
luchando, si es preciso, con el mundo;
he de echar por siempre de mi mente
este sentimiento tan profundo.
No te debo querer, no te conviene,
soy un pobre idealista sin destino,
un iluso bohemio que va y viene,
por las sendas tortuosas de un camino.
Yo te quise y te quiero, no lo niego,
mas, me duele mirar tu incomplacencia,
cuando alguien quiere como yo te quiero,
se hace triste y terrible su existencia.
Es mi vida un anchuroso
mar de dudas y temor,
es abrupto y escabroso
el valle por donde voy.
Es mi alma tan sensible
que se ofende con la brisa;
es por eso incomprensible
quien un amor idealiza.
Sigue tú por tu camino
con tu esperanza y tus sueños;
yo he de buscar mi detino
de extravagantes anhelos.
Adios ilusión querida,
adios, ilusión... ¡adios!
que tu sonrisa y tu voz
serán parte de mi vida. |