Como un Alfil al borde del abismo de una pieza contraria, me sentí cuando me salvaste de las garras de los desamores de esta vida. Me acogiste como el señor a su siervo y me enseñaste a poner en formación mis Cartas hasta conseguir una Escala Real, para saltarme las desventajas del universo y ganar con apuesta completa mi juego.
No niego que algunas veces me sentí intimidada, por la maestría innata con la que dirigías tu ejército en salvación de las piezas más fuertes. “Sacrificios por la alianza” decías con aires de grandeza, haciendo que me sintiera más insegura ante ti, pero más fuerte ante al resto. Por lo que en forma vertical, diagonal y horizontal comencé a derribar las barreras que obstruían mi camino y seguí adelante, siempre a tu lado, forjando el compañerismo y las ideas traviesas.
Sobre nuestro tablero extendido de miradas mezcladas, la pasión creaba universos paralelos de competición y triunfos frustrados, pero ya no importaba, la época de tu reinado quedaba atrás, la alumna escondida en un Dominó fugitivo, fuera de la zona de juego de los grandes mazos nocturnos, preparaba a su infantería blanca, junto con sus juicios monárquicos y sus caballerías doradas. Sabía lo que hacía, conocía tu estrategia y la mía, pero ante todo blanco mueve primero.
El Naipe Español, corrigió aquella noche mis jugadas, sentí mis manos temblar ante el filo de tus Espadas, pero Oro siempre gana, así es la ley de la sociedad. Y ya no tenía miedo. Ahora yo era el Comodín. No te necesitaba más, y mis ambiciones se vieron saciadas a la hora en que tus aras cayeron derribadas ante la fuerza de mis dagas. Y gané diciendo lo mismo que tú me dijiste la primera vez que perdí antes tus ojos: “C'était joli pendant qu'il a duré”. No me importaron tus suplicas ni tu llanto, la avaricia era más fuerte. Recuerda entonces que nada es al azar, a diferencia de la creencia errónea de los ilusos que se aferran a la Suerte.
Y el nuevo imperio de la Reina se levantará con fuerza en sus banderas y con la lealtad de los vasallos temblorosos. Mi imperio será mejor que el tuyo y caerán arrodillados ante la presencia avasalladora de mi persona. Con la fuerza de las clavas en mis ordenes, domaré el tablero y sellaré los carruajes blancos y negros, sólo habrá un dominador.
Por lo que aquí termina esta historia. “Au revoir, mon amour”. Y Jaque Mate.
“C'était joli pendant qu'il a duré”: Fue lindo mientras duró.
“Au revoir, mon amour”: Adiós, mi amor.
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