Como las trompetas de Jericó fue tu bella mirada derruyendo sin compasión mi ascética muralla. Como ira de un ser divino fue tu tierna sonrisa allanando tu camino hasta llegar a mi vida. Como arrasadores atilas fueron tus dulces besos conquistando sin prisas cada uno de mis sueños. Como feroz huracán fueron tus suaves caricias destruyendo sin piedad mi estúpida y vana desidia. Como fuerza de la naturaleza llegaste con tu amor llenando con tu belleza mi triste y vacío corazón.
Texto agregado el 06-01-2006, y leído por 162 visitantes. (1 voto)