1ª nota aclaratoria:
No importa qué tipo de palabras se digan o se escriban, o simplemente se compartan; importa más el sentido en que se dedican, en que se faltan, en que se unen. Las miradas dicen más que mil palabras. Lástima que no puedan (s) mirarme. ¿Diría lo mismo, lo siguiente?
ES LA PALABRA
¿Has visto las almas que escapan?,
se siente frío cuando se safan;
sucede siempre, todo el tiempo corremos tras ellas,
tras el viento, contrariamente a la luna.
¿Por qué huyen las almas?,
huyen en busca de lo eternizable,
de las palabras que algún día fueron vida;
de las sombras que hunden el pensamiento,
de las emociones que ahora son hechizos.
¿Cómo puede una palabra dar vida?,
diciéndola, convirtiéndola en complejo misterio,
perfeccionando los actos del vivir,
repitiéndola, viviendo y muriendo de ellas.
Es la palabra un juego de emociones,
es la emoción un lago que asfixia,
es la asfixia quien mata a las palabras,
quienes enloquecen y salen por la mirada.
Palabra, emociones, asfixia y mirada,
más que un simple juego, que el alma;
más que pasión, más que autismo, más:
no menos que el dolor, que la nada.
No es que te ame cuando hablas,
te adoro mucho más al dirigir una mirada;
y me abrazo al hechizo de tus labios,
a la premura del misterio, de la asfixia.
Es la palabra que suena en mí, en lo eterno;
que a pesar de que calles me mantienes viva,
que con todo y el alma que ya no está,
enloquezco y soy parte del juego, y vivo y muero.
Pd. Perdoname, te hice verso. |